Neko y Pishú (2020)

En algún momento de junio o julio de 2002, rescaté el primer gatito en el terreno dejado por un circo ambulante, llovía y él se arrastraba en el lodo, por debajo de una cerca. A partir de ahí se convertiría en una situación constante en mi vida. Historias muy felices, otras muy tristes. Pero al final siempre será mejor despedirte en un hogar cálido que en la fría noche…

De vez en vez, alguno que no cumple con las exigencias estéticas de los adoptantes o por simple mala suerte, me lo quedo y termina formando parte de mi familia o de mi mamá o hermanas.

Pishú llegó a mí, cual si fuera un regalo dentro del motor de un auto y Neko simplemente me eligió. Ahora tienen casi 5 felices años compartiendo su vida conmigo.