Mi Proyecto del curso: Introducción a la escritura narrativa
por josedejesus.df10 @josedejesus_df10
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Un hogar.
Sentía el aire frío de la madrugada chocar contra mi cara al salir del edificio mientras escucha, igual que cada mañana, el follaje de las jacarandas cantando con el viento suave mientras cerraba con mis pequeñas llaves resplandecientes la puerta blanca de mi departamento, puedo recordar la primera vez que vine, como la casera me guiaba en la edificación interna de pequeños departamentos erigidos a manera de ramificaban a los costados de un pequeño patio dejando una entrada de luz superior que dejaba ver el cielo desde el obscuro primer piso duro y la sensación suave del gato gordo que se recostó sobre mis piernas mientras firmaba el contrato de arrendamiento sin saber las pequeñas alegrías que sentiría cada mañana al despertar solo en mi pequeña habitación cálida, ducharme lentamente, beber una taza de café y acariciar al gato gordo antes de ir al trabajo, cerrar la puerta, respirar despreocupadamente por el olor a mierda de los perros y caminar con ligera atención a la banqueta húmeda sombreada por los pequeños arboles hasta llegar al trabajo, subir dos pisos de escaleras, sentarse frente a una pared blanca con la computadora y comenzar a bocetar el diseño para la portada del nuevo libro de Jorge Urreiz, pues su editorial me lo había enviado algunas semanas antes para leerlo, sien embargo tras hacer un pequeño garabato de un pez me sentí anonadado por la sensación de perderme el día, mire por la ventana y pensé que no pasaría nada si salía, quizá podría tener una nueva idea , así revise el calendario, aún me quedaba un mes para la entrega, así pues, salí en busca un día tranquilo, baje dos pisos de escaleras, fui al parque a caminar, luego de un desayuno en un pequeño café decidí ir por un trago luego al cine y sin más pase por una librería “Rosario castellanos”, al salir compre una hamburguesa con queso con papas para comer una vez llegara a casa, sin embargo el camino de regreso era embriagador por el viento que dejaba en el aire un murmullo, como si cantase, sin embargo un ruido lo empezó a opacar, cada vez era más fuerte y desigual, hasta que se separó en un cumulo de voces que a la cercanía reconocí, los vecinos y gente que pasaba por el lugar se abarrotaba a la distancia mientras que mientras que yo apretaba mi bolsa bastante fuerte y aceleraba mi paso preocupado para poder contemplar a la vuelta, que una descomunal ballena estaba tirada sobre un par de edificios en la cuadra contigua a la mía.
Todas las personas estuvieron tratando de buscar gente entre los escombros con la intención de ayudar en caso de que alguien hubiese quedado atrapado entre los escombros, por suerte en aquellos edificios solo vivían trabajadores de oficina que no estaban en casa por cuestiones de horario, esto claro fue resuelto entre las seis de la tarde y las siete, cuando cansados todos llegaron a casa dispuestos a descansar, sin embargo al ver esto y a la gente aglomerada tardaron un par de horas en convencerlos de que nunca hubo alguien a quien ayudar, se dispersaron más o menos a las diez de la noche, excepto por algunos fanáticos religiosos que darían pie a que posteriormente fuera visto como un milagro por el contrario de los inquilinos del edificio quienes creían que era un acto de mal gusto, sin importar si era de origen divino, extraterrestre o por la estupidez humana, se sintieron profundamente desgraciados por perder la mayoría de cosas que compraron con el sudor de sus frentes, y que verían perdidas de manera definitiva pues las autoridades de la ciudad simplemente dejaron pasar las cosas, sin remuneraciones ni nada al igual de los seguros de algunos para evitar conflictos, precisamente con los grupos religiosos, además, claro del costo estimado que supondría mover los restos de una ballena a otro lugar, haciendo así que se quedara en ese lugar, hasta que no quedara más.
Al principio escuchaba comentarios sobre el olor, algunos decían que era como en la costa, a agua salada, arena, algas, mientras algunos hacían observaciones más raras como; huele a refrigerador sucio, o a pasillo de supermercado. Sin embargo yo, incapaz de percibir olores, me gustaba ver los restos de la ballena bajo el sol fuerte desde la ventana, pasando las tardes después de trabajar.
Me intereso ver a las personas interactuando entre si y el monumento de carne en el que se había convertido la ballena, algunos tomaban fotografías, otros predicaban, incluso llegaron algunos estudiantes de renombradas universidades mexicanas con el fin de estudiar, sin embargo los molestos vecinos, quienes se quejaban constantemente del olor, el ruido, lo intransitable de las calles y de los vendedores que aprovechaban la situación con puestos de playeritas, veladoras y demás parafernalias, fueron los primeros en detectar lo obvio, el terrible olor que se desprendería del cuerpo de aquella ballena, según algunos estudiantes de la UNAM que rondaron por aquí “se podía afirmar que el animal había muerto antes de caer” sin embargo no llegaron a descubrir nada.
Al poco tiempo después se manifestó el más horrendo de los olores se esparció por los al redores a casusa de la carne podrida, que los obligaba sin más complejidad a mantener sus ventanas, cerradas, sin embargo esto no basto para contener el olor, veía como algunos empezaron a ponerles trapos o rodearlas con cartoncillos perfumados pues bastaba una ligera briza de aquel olor para que el olor les calara tan hondo y fuerte que les hiciera llorar, cosa que hizo que también algunos otros se mudaron en cuento descubrieron lo lo difícil que era sacar aquel aroma, aun mas cuando notaron que tenía la característica de impregnarse fácil sobre cualquier superficie haciendo que todo mundo fuera incapaz de mantener un olor agradable, por el contrario trajeran todo el día esa sensación pesada y agria que los afectaba emocionalmente por lo que algunos comenzaron la moda de llevar aromatizantes como si de dijes o pulseras se trataron, además de pequeños atomizadores que cuando menos redujeran el golpe pestilente de la muerte.
Aunque algunos vieron esto como una ventaja, así como se suele ver al dolor ajeno y crearon productos que aseguraban la limpieza y aromatización inmediata de las prendas y las casas, haciendo que estos ganaran muchísimo dinero, sin embargo los productos eran tan poco eficientes que incluso algunos llegaron a reunir cooperaciones con fin de enterrar a la ballena en cal, sin embargo ninguna empresa estuvo interesada, haciendo que las cosas se mantuvieran igual.
Pasados algunos días, para mi pesar tenía que continuar con mi trabajo, lo cual me mantenía “distraído” de lo que sucedía, claro que pensaba mucho en ese suceso últimamente, sin embargo lo note hasta que vi el resultado final de la portada que hice para Urreiz pues descubrí que la mejor forma de ilustrar el libro era precisamente una ballena, pero la gran sorpresa vendría después ya que fue muy bien recibida, cosa que me permitió a la larga tener mejores proyectos y más constantes, pero por el momento me sentía aterrado así que tome unas pequeñas vacaciones, donde esperaba regresar a mi pequeño departamento para encerrarme hasta estar listo para salir.
Durante ese plazo vacacional me interese mucho por las aves, compre un pequeño librito y desde la ventaba me quedaba observando que tipos de aves llegaban a ese lugar, y hacia pequeñas anotaciones y bocetos pero esto tuvo que cesar, por una oleada de mariposas hambrientas acudieron para devorar lo que quedaba, se les podía encontrar de todo tipo, mariposas blancas, cometa, de borde dorado, mostaza , librita además de algunas de color verde, muchas mariposas monarcas. Esta vez los estudiantes de la UNAM, aún más entusiastas por los acontecimientos se vieron imposibilitados, ya que tantas mariposas terminaron siendo un problema, era difícil conducir bicicletas como motonetas, autos, ir en metrobús además del metro. A fin de preservar la vida de las mariposas y evitar jugosas multas que había inventado con cinismo el gobierno, se volvió muy común el caminar hasta el trabajo, cosa que hizo que bastantes personas se mudaran, aunque los departamentos se volvían a llenar debido al descenso en los costos de las rentas que pareció ser más tentador pues poco con los lavados diarios que se hicieron comenzó a desaparecer el olor y aparecieron algunos grupos religiosos y de fanáticos que peregrinaban.
De aquellos grupos religiosos me gustaba distinguir a dos grupos, ambos igual de extremistas, los primeros se caracterizaban por tener en sus ropas una iteración del Jésus pescador con una ballena intercambiada por el pescado, aquellos predicaban que era una acto divino que demostraba el poder de la fe, habían sido los primeros en llegar en cuanto se marchó el olor con el propósito de hacer propaganda para su iglesia usando canciones pegadizas, discursos de amor y regalos absurdos que terminaban en la basura, mientras que los otros por el contrario predicaban sobre el fin del mundo y del juicio divino, eran mayores conocedores de versículos de la biblia aun que tenían un carácter más siniestro por lo que era raro que pudieran detener a alguien para conversar, mientras que sus prácticas tenían cierta aura desagradable, solían permanecer de rodillas orando durante horas completas en ayunas, auto flagelarse, permanecer noches en vela, así como algunos vecinos afirmaban se le obligaba a los hombres a llevar cinturones de castidad. Los espectáculos que se detuvieron gracias a un nuevo problema, con el paso de días se registró en las noticias un movimiento masivo de cangrejos que no tardo menos que los religiosos, los cuales convencieron a ambos grupos a punta de pellizcos que “Dios no los quería ahí”.
Permaneció como un misterio la concentración de cangrejos en la colonia pues de la ballena solo quedaban los huesos, de los cuales todo mundo pensó que era una buena idea conseguir un pedacito pues varios de los chamanes más reconocidos del mercado de sonora, así como de Catemaco lo comenzaron recetar, a costa de la ignorancia de los compradores, pues ellos eran los principales distribuidores. Y bajo los restos estaba como una estatua el edificio desecho que pasó desapercibido por los cangrejos. El gobernó de la ciudad instauro una ley para preservar la ley en la cual se les prohibía a todos aquellos que vivieran por el área salir de sus casas para evitar pisar a los pobres animalitos, por lo que se designaba a un caminante que repartiera los suministros de la manera más cuidadosa posible, pero no le duro mucho el trabajo.
Las mariposas migraron, los cangrejos se esparcieron aunque era común verlos metiéndose en los edificios y departamentos de toda la ciudad con el pasar de los días, mientras que se volvía común las tardes de lluvia, el cielo grisáceo y el llanto incesante de todas las personas que se veían obligadas a estar en casa.
De cierta forma con la llegada de una decena de peces dorados enormes que flotaban en el aire guiando a un cardumen de atún, peces payaso, beta y demás fue la conclusión de los sucesos que abrió paso a una nueva normalidad, haciendo que fuera común ver como se movían con tal delicadeza y velocidad como lo hacían en el agua.
Al poco tiempo dejo de haber reportes televisivos, exaltación dejaron de verse tantas fotografías en instagram y solo los extranjeros veían sorprendidos el cielo, no fuimos consientes hasta después, cuando se levantó la ley y pudimos salir que habíamos sufrió de una invasión, la ciudad de México estaba convertida, se encontraban todo tipo de fauna y una muy excéntrica flora que crecía en las jardineras, macetas y pequeñas grietas de las calles consumidas por la naturales que denotaban nuestra evidente escala minúscula.
Sin embargo no todo fue malo pues muchos investigadores podían al fin estar satisfechos con el descubrimiento de creaturas desconocidas, cosa aprovechada por las marcas vendiendo sistemas de protección contra animales y retazos de peces muertos; a medio comer, o moribundos, que cayeran desde el cielo.
Y yo, que pude hacer nuevos viajes gracias a becas y me regocije en ciudades sin muerte, ciudades andantes, inclinadas, submarinas, nocturnas o radiantes, nunca me pude despegar de esta ciudad, la que a pesar de todos los cambios nunca dejo de ser mi hogar.
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