15 vinos que comprarías por el diseño de su etiqueta

Todos hemos estado ahí, te invitan a una cena y por no aparecer con las manos vacías, te ofreces a llevar el vino, pero no tienes ni idea de enología.

Todos sabemos lo básico: por lo general, el vino tinto va con la carne y el blanco, marida mejor con los pescados y marisco. Tenemos medio camino andado. Ahora llega la parte difícil. Podrías pasar horas en el pasillo de vinos del supermercado o licorería pero, por más que te leyeses la poesía que esconde cada una de las botellas de la estanterías, seguirías sin tener ni idea de cuál es la mejor opción. Muchos optan por guiarse por el precio, otros muchos saben que un buen diseño siempre gana y aunque quizás el vino no sea el mejor de la tienda, se están llevando una pequeña obra de arte en la etiqueta. Estos son 15 diseños de etiquetas de vino, de artistas españoles y latinoamericanos, que te harían quedar como un master de la enología.

La Sonrisa de Tares, de Neosbrand

La Sonrisa de Tares es un vino blanco joven con variedad de aromas. Basándose en esto, el estudio español creó una etiqueta caleidoscópica que muestra los diversos sabores y texturas de una manera completamente visual, enfocando el diseño a un público joven, que todavía está empezando a conocer el mundo de la enología.

8000, de Moruba

Daniel Morales y Javier Euba, son Moruba e imparten el curso de Diseño y Producción de una etiqueta de vino y como es lógico, han diseñado muchas de ellas para grandes productores. Esta, concretamente, representa el globo, icono indiscutible de Marqués de Burgos y muestra el carácter premium de un vino que se caracteriza por elaborarse a partir de 8000 cepas centenarias.

Finca Parera, de por Neus Baidal Villada

Tres variedades y tres etiquetas que, con un mismo estilo, muestran las notas de cada vino a través de un concepto diferenciado. Siguiendo un diseño lineal la diseñadora catalana consigue enfocar las variedades dentro de una misma marca.

Vino Cosechero 2014, de Oriol Miró Genovart

Se trata de una producción limitada a 99 botellas, por lo que Oriol Pascual, que es un maestro de la caligrafía, ha numerado las etiquetas una a una con acuarela para simular el color del vino. Con este trabajo, el diseñador desmuestra que, aunque su curso Caligrafía con góticas potentes, está enfocado a quienes quieren usar esta disciplina para diseñar la etiqueta para una cerveza, también es aplicable a otro tipo de packaging.

Tinta Roja, de David Thomas

Jugando con el concepto del naming y el color del propio vino, David Thomas hace uso de una tipografía dinámica, joven y fresca para vestir la botella de un vino que destila precisamente las mismas notas que el diseño que le representa.

Rojalet, de Atipus

El nombre, Rojalet, proviene del color de la tierra de sus viñedos. El estudio de diseño Atipus apostó por dar continuidad a ese concepto para crear la etiqueta de las diferentes variedades (tinto, blanco y selección); representando los estratos, reinterprentándolos para que muestren el carácter de cada vino.

Vino para una velada romántica, de Saúl Arribas

El diseño de Saúl Arribas no se limita sólo a la etiqueta, sino que comprende incluso la forma de la botella, que le sirve como distintivo y contrasta con un etiquetado minimalista en el que la información relevante muestra una posición claramente diferenciada con respecto a la menos importante.

El Palauet, de Croma Studio

Más que un adorno o un elemento informativo, la etiqueta de este vino negro es una historia contada por medio de ilustraciones lineales. Estas representas las edades históricas que ha vivido El Palauet desde sus orígenes hasta la actualidad e invitan a conocer el entorno para disfrutar de una experiencia medieval.

Astros, de Guillo Milia

Una A de 'Astros' y un juego perfecto de geometría, combinados con el siempre efectivo color negro y tinta dorada son suficientes para dar un toque de elegancia a un gran reserva. Las variedades más modestas utilizan la misma etiqueta con diferente combinación de colores de una manera igualmente efectiva.

Nieuw leven, de Estudio Trip

Un original concepto que no necesita más diseño que el símbolo universal de los bebés que están en camino: una cigüeña surcando el cielo desde París con un pequeño, envuelto en una sábana, sujeto del pico. El regalo perfecto para celebrar con quienes acaban de ser papás.

The Invisible Man, de Estudio Maba

Un ejemplo perfecto de cómo una simple etiqueta puede aunar conceptos con una simple imagen. Las notas de The invisible man hablan de aromas de regaliz y equilibrio de sabores, eso hizo click en la cabeza del equipo de diseño del Estudio Maba y decidieron transformar ese sabor en una cuerda floja.

Gama IN, de Dialoga

Un vino provocativo y joven que rompe con ese cierto aire solemne que todavía tiñe el mundo de la enología. Dialoga incorpora elementos actuales e INesperados en ilustraciones antiguas para mostrar el caracter de una gama de vinos que han nacido para romper moldes.

ALBA, de Dosdelugo Estudio

Alba es el proyecto de fin del curso Diseño y Producción de una etiqueta de vino de Dosdelugo Estudio, que muestra las diferentes variedades (joven, crianza y reserva) a través de la evolución de la elaboración del vino en cada una de sus etapas y la aparición de nuevos matices que se van dibujando sobre una misma esencia.

Tinaja, de Estudio Pedro Gonzalez

Tinaja es un vino artesanal que ha adoptado la decoración de las ánforas antiguas, directamente grabadas o impresas en el recipiente, para denotar el carácter tradicional de su producción.

Señora de las Alturas, de Moruba

'Señora de las Alturas' es fruto del sueño y esfuerzo de tres hermanos, por eso Moruba decidió hacer tres diseños diferentes para el mismo vino. Los tres tienen en común el troquel con la figura icónica de un zorzal, pájaro que simboliza la marca, la ilustración es el elemento diferenciador de cada una de ellas.

¿Cuál de estos vinos comprarías fijándote exclusivamente en el diseño, sin importar en absoluto la calidad del líquido que contienen sus botellas? ¿Conoces algún diseño que hayamos pasado por alto?