Ana Belén Fernández Álvaro

Mi santa madre decidió ponerme de nombre Ana Belén, que sumado al Fernández que mi padre me dejó por herencia, dan como resultado un nombre bastante facilón y poco chulo para una directora de Arte. Pero con ello llevo lidiando ya desde hace casi 20 años, así que puedes considerarme como “profesional senior” de las de verdad, y esto sí que tiene caché y del bueno.

A mis espaldas un montón de tiempo diseñando y diseñando sin parar, deshaciendo entuertos y buscando soluciones a problemas de comunicación visual de todo tipo, rabiando cuando de las dos opciones sale elegida la menos buena y disfrutando con casi todo lo que cae en mis manos. Que por otra parte es una suerte, porque trabajando en Bilbao no suele ser habitual que Apple llame a mi puerta para pasarme un briefing…