Mi Proyecto del curso: Introducción a la escritura narrativa
por José Ángel Rodríguez Morales @angelchivoprieto
- 816
- 26
- 5
El día de hoy he conversado con muchísima gente con la que hace mucho tiempo no veía. Y me hubiese gustado que permanecieran tan distantes como siempre. Muchos me han recordado el hombre tan grande en el que me he convertido a mis escasos 24 años de vida. ¿Te imaginas lo difícil que es conversar con personas que al parecer habías visto muchas veces en tu infancia y no recuerdas? Bueno, al menos siempre he sido una persona tímida a la que no le gusta iniciar conversaciones. Recuerdo la última vez que intenté pedir una servilleta en la cafetería de la universidad. Seguir una conversación con una persona prácticamente desconocida, ¿qué tan difícil puede ser? El aire del ambiente ya es lo suficientemente asfixiante como para que las palabras apenas salgan de mi boca. Vaya, la gente entenderá.
A pesar de que muchos hayan conducido por lo menos treinta minutos desde la ciudad para estar conmigo el día de hoy, deben darme mi espacio, debo subir al baño antes de que mi vejiga reviente. Meneo un poco mi vaso con bebida de frutas que trajo mi tío Juan, un último trago me haría orinar en el momento. Dejo mi vaso sobre la mesa donde se encontraban todas las ollas y cazuelas de comida que trajeron los asistentes, camino entre la multitud esquivando sillones y mesas utilizados como sillas por los visitantes del pequeño recinto. Cabizbajo voy subiendo lentamente las escaleras para disimular mi urgencia. Paso mi mano izquierda sobre el polvo de los crucifijos que al menos hace un mes no se sacudían. Mi mano derecha va rozando el barandal algo flojo. Descanso al fin. Mientras aseo bien mis manos y pienso sobre lo impresionado que estoy por la cantidad de personas que llegaron hasta acá el día de hoy, escucho un golpe seco y breve. Un objeto pesado y lleno de pequeños pedazos inevitables para eludir mi oído de tísico. Por la impresión, salgo rápidamente. Te sorprenderías igual que yo al ver una persona de 112 kilos desescalando el armario.
—¡Tía Rosy!, me has pegado un susto —murmuré en voz baja.
—P… perdóname hijo, solo estaba buscando el baño… Ba, bajaré con los demás —me dijo con un tono temeroso.
Mientras descendía por la escalera, noté que no me ayudó a levantar el cofre con cuarzos de diferentes tamaños y colores que había tirado desde el armario. Qué mujer tan extraña, como si no supiera dónde estaba el baño. A regañadientes deseé tener una escoba y un recogedor para terminar con mi tarea pronto y regresar con los visitantes que poco se habían percatado del ruido y de mi corta ausencia. Volteé mi cabeza hacia las grandes estatuas del altar de la oficina, o como sea que mi familia llamase esa área, y me juzgaban con su guadaña iluminada por la llama ondulante de las veladoras sobre la manera en la que recogía esas pequeñas piedras. Un pensamiento cruzó por mi conciencia de poner un cuarzo sobre esa mesa, pero era hora de bajar con los demás.
—¿Qué buscaba mi tía?... —me pregunté mentalmente.
Escuché otro ruido, un hombre robusto y calvo subiendo lentamente las escaleras como buscando algo.
—Sí dígame… ¿en qué le puedo ayudar? —pregunté amablemente al desconocido a mi memoria.
—Discúlpeme Ingeniero, pensé que le había ocurrido algo —hábilmente respondió el sujeto —escuché ruidos acá arriba y pensé en averiguar si se encontraba usted bien.
—Todo en orden, ahora bajo… — respondí, —disculpe mi memoria, ¿usted es...?
—Víctor, viejo amigo de la familia — añadió, —yo lo conocí desde mucho antes de que comenzara a decir sus primeras palabras, y véase ahora, todo un gran hombre.
—Gracias, vayamos abajo para que me cuente sobre ello — le insistí un poco nervioso.
Avanzada la noche, despido amablemente al último visitante que cruzó por la puerta que me vio dar mis primeros pasos y presenció mis primeras caídas, me quito el saco y la corbata roja, asfixiante y contrastante con el oscuro de mi traje y camisa negra. Justo cuando termina mi suspiro de alivio, otro golpe repentino en la segunda planta.
—Vaya, ¿habrá quedado alguien? —me dije para disimular mis nervios con la cabeza recargada en el sillón.
Me levanto como puedo, ya exhausto de tanto charlar y recibir gente, realmente no soy de muchas palabras y este día me excedí un poco. Con la dificultad ocasionada por la alergia a los claveles y algunas palmas paso un poco de saliva. En cada paso que me conduce al segundo piso me pregunto qué podré cenar por aquí cerca. Nada. No hay nadie. Solo un pequeño e inofensivo libro caído bajo el altar de la oficina. No soy una persona que presuma sobre su intuición, siempre he sido una persona calculadora y lógica, pero no se necesita ser tan inteligente para saber que el libro no debería estar en el piso, y mucho menos cerca de esas velas.
Siempre que regresaba a esta casa evitaba entrar a esta cámara, nunca comprendí la clase de cosas que tradicionalmente se practicaban aquí, o al menos nunca quise entenderlas. Me encerré tanto en la universidad y los números que perdí interés hasta de mi propia familia. Generalmente me inundaba la pena y vergüenza cuando se hacían las reuniones escolares y mandaban hablar a los padres. Tengo la sensación de que este libro ya lo había visto en algún lugar. Esta escrito en unos símbolos que no eran tan desconocidos para mis ojos. Intrusivos recuerdos como relámpagos van asomándose desde mi memoria tan rápidos como para no comprenderlos en su totalidad. Mi madre tratando de enseñarme una escritura que había heredado de mi abuela. Yo todo lo veía como un juego, siempre como un cuento de hadas.
—¿Será acaso lo que buscaban? —pensé.
Repito, no suelo ser una persona supersticiosa, pero todo parece indicar que algunas de las misteriosas personas que acudieron a este lugar el día de hoy, buscaban el Libro de Sombras de la bruja más poderosa del pueblo y no venían solo a darle el último adiós a mi madre...
5 comentarios
vegatorr
Me gustó el ritmo del relato
rafaelmacabeos100
De principio atrapa la atención del lector, que hace que quiera seguir leyendo para entender qie está pasando, aunque después el relato queda inconcluso y se convierte en en una narración que parece que el autor no ha encontrado como finalizar
rascasuelos2011
@rafaelmacabeos100 Al principio habla de él, es una introspección que no da una imagen completa de lo que siente, de lo que es y queda inconcluso. Luego da una idea nada más muy embrollada de lo que hace en un cuarto del segundo piso, si dice que es alérgico al polen de las flores no entendí con la primera leída, tuve que volver a releer, me pareció confuso tanto el relato como el protagonista, y nunca creí que estuviese en un velorio, si en lugar de decir palmas hubiese dicho palmatorias, sí hay elementos que dan señales de hechicería como el cofre de cuarzos, los santos en bulto, el altar, y luego me parece raro que siendo el velorio de su madre haya tenido corbata color rojo en su atuendo d e luto, siento como que le faltó un ordenamiento entre lo que sentía y su realidad. .Aunque, en algunas culturas los encantamientos o hechizos se "cortan" con llevar algo rojo. No se.
marta.jabuonski
Escribes bien, tienes noción de gramática y escritura narrativa E ingenioso y creativo Me preguntaba de dónde sacaste todas estas ideas, para crear todas las escenas, telenovelas ¡Felicitaciones!
Ver original
Ocultar original
albertochimal
Profesor PlusHola, José Ángel. Muchas gracias por entrar al curso y felicidades por completarlo. Espero que lo que vimos te haya servido y te siga sirviendo.
Acabo de leer tu proyecto final y te voy a dejar algunos comentarios. Como siempre digo en estos casos, aunque algunas de las observaciones no sean positivas o no se concentren en lo que más te interesa de tu propio texto, por favor no las tomes a mal. Considera que se hacen con la intención de ayudar a que sigas mejorando tu trabajo, y que en cualquier caso son opcionales.
Libro de Sombras. Las "pistas" son las situaciones extrañas en que se encuentran y los pretextos claramente absurdos que dan, y que sugieren tanto falta de sinceridad como un motivo oculto.
Te recomiendo mucho, si no la conoces ya, la obra de Mariana Enríquez, y en especial la novela Nuestra parte de noche, que logra muy bien una atmósfera agobiante en un entorno donde conviven lo mundano y lo sobrenatural.
Espero que tengas mucho éxito en tus proyectos futuros y nos encontremos nuevamente. Suerte y gracias otra vez.
Entra o únete Gratis para comentar