Mi Proyecto del curso: Técnicas narrativas para libros infantiles
por Rita Siriaka @rsiriaka
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Maya y el Cazador de Cosquillas
Empiezan las vacaciones.
-Voy a cumplir 6 años cuando termine este mes.
(ILUSTRACIÓN DE MAYA/ LA FRASE PODRÍA ESTAR ESCRITA CON “SU” LETRA)
Maya vive sola con su mamá y así es como contesta a los que le preguntan por su edad.
Le gusta tener 5 años pero le gusta más las fiestas de aniversario, pues gana regalos y reúne a sus amiguitos.
Unos días antes del viaje, Maya ayudó a su mamá a preparar la maleta. Metió shorts, biquinis, camisetas, una sandalia de lucecitas y su muñeca favorita: Cerdinita.
Al día siguiente, bien temprano, tomó su zumo de mora y zás, partió con su mamá rumbo a la aventura.
(HABITACIÓN, MALETA DE MAYA CON DESTAQUE PARA LA MUÑECA - UNA CERDITA CON COLA DE SIRENA)
La primera parada fue en la casa de la mamá de su mamá.
El gran motivo de esa primera parada era la celebración de los 90 años de la tatarabuela de Maya. ¡90 años! 85 más que ella.
-¡Voy con mi vestido rojo! Decidió Maya. Y así fue.
¡Qué animado estaba todo! Eran tantos los hijos, hermanos, sobrinos, nietos y tataranietos de la abuela de su mamá, que tuvieron que ocupar la calle delante de la casa para poner todas las mesas.
La noche estaba calurosa y la familia reunida comía, bebía y bailaba. Era Cumbia, Mapalé, Porros, Merengue y todo lo demás. Maya casi no salía de la pista de danza. Sólo de vez en cuando paraba y pedía a su madre un masajito en la espalda.
-¡Mami, sóbame la espalda!
¡Ay, la niña adora que le rasquen la espalda! Se queda como una gatita cuando alguien le rasca la cabeza.
-¡Qué gusto mami! Decía.
(MAYA CON CARA DE FELICIDAD Y SU MAMÁ RASCÁNDOLE LA ESPALDA)
Pero tanto rascarse la espalda en medio del bailoteo, atrajo a un invitado sorpresa a la fiesta: El Cazador de Cosquillas.
Dicha criatura es pequeñita, con la cara redonda, como la luna llena, la boca fina y roja como una tajada de sandía y unos ojitos apretujados de tanto cosquillear. De sus brazos salen decenas de ágiles deditos preparados para hacer saltar a las cosquillas.
Maya lo vio de lejos y desconfiada, se puso en alerta. A ella le gusta que le rasquen la espalda pero sabe que tiene muuchas cosquillas escondidas y no deja que nadie las toque.
_ ¡No, no quiero cosquillas! Suele decir con su carita risueña.
Los escondites favoritos de las cosquillas son debajo de la axila, (en el sobaco) y en el costado. Pero también hay otras partes del cuerpo donde las traviesas logran meterse, como bajo los pies y detrás del cuello. Basta que alguien las encuentre para que salten felices, haciendo temblar de la risa a los niños y también a los adultos.
El Cazador de Cosquillas en cuanto vio a Maya, supo que la niña estaba llena de cosquillas encubiertas.
(EL CAZADOR DE COSQUILLAS)
-¡Ayyy, cuántas cosquillas bajo este sobaco!
Sus manitas llenas de dedos empezaron a hormiguear y a moverse frenéticamente y en un plis, plas, estaba al lado de Maya. Ella intentó escapar pero no hubo tiempo. ¡Pluf! Los frenéticos deditos de la criatura cosquillenta fueron a parar directo en su sobaco.
-¡Ay, no! ¡Ay, no! Ahahahah! Carcajeaba la niña mientras repetía:
-¡No, no quiero cosquillas! No quiero Cosqui… ¡Ahahahah!
No era posible pararlas. Las cosquillas salían en bandos y muertas de la risa, se resbalaban desde el brazo hasta la barriga, de la barriga, hasta los pies y de los pies volvían a subir corriendo, incansables.
En la animación, ellas empezaron a bailar salsa, merengue y reggaetón en el cuerpecito de Maya, que se torcía y retorcía del gustazo. Era tanta la risa que algunas lagrimitas, entusiasmadas, decidieron escaparse por el ladito de sus ojos.
-¡Uy, uy! Decía Maya.
-¡Ay, ay! Decían las cosquillas.
- ¡Oh, oh! Decía el Cazador de Cosquillas.
(CARCAJADA GRANDE DE MAYA CON UNA LAGRIMITA EN SUS OJOS)
Así quedaron largo rato hasta que las cosquillitas empezaron a cansarse. Poco a poco fueron cayéndose una por una, por la silla, por el suelo o saltando hacia el cuerpo del Cazador de Cosquillas
Las carcajadas de Maya fueron disminuyendo. Ella se acomodó en una silla y en silencio respiró hondo. Todo parecía tranquilo y sólo se escuchaba la música que venía de la baranda sólo que…
Maya se enderezó en la silla, miró a la criaturita y dijo:
-No quiero cosquillas…
¡Ah! Bastó repetir eso para que las manitas del Cazador de Cosquillas empezasen a moverse de un lado para otro llamando a las cosquillas. ¡Pluf! ¡Plaf! Allá estaban ellas otra vez. En un minuto se les pasó el cansancio. Un bando de cosquillas saltó sobre Maya.
-Ahahahah!
Y otra, y otra, y otra más.
Pronto, todo empezó otra vez. Salsa, merengue y reggaetón en sobaco de Maya.
Los invitados a la fiesta empezaron a reírse también. ¡Y mucho!
¡Oups! Algunas cosquillas se habían escapado del cuerpecito de Maya y ahora subían por las piernas de la gente provocando una carcajada general.
-¡Ahahahahah!
(CARCAJADA GENERAL)
1 comentario
natumendez
Profesor PlusHola, Rita, ¡muchas gracias por compartir tu historia! Quedó muy simpática y qué contagioso ese cazador de cosquillas, te deja con una sonrisa.
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