El Mejor sillón del mundo.
por Anamaría Aguilar @an_mariaal9
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Esta es la historia de un Rey que era como muchos Reyes, malhumorado, gritón y poco simpático. Pero algo no tenía este Rey que otros Reyes sí tenían. Este Rey nunca había tenido una novia, por lo tanto nunca tuvo esposa, mucho menos hijos, y de nietos ya ni hablemos. Este Rey estaba solo en su castillo, y aunque era feliz mandando, gritando y amenazando de muerte a todos, a veces también necesitaba un abrazo.
Un día al Rey se le metió una idea en la cabeza: quería un sillón. Pero no cualquier sillón, quería el mejor sillón del mundo. Así que les encargó a todos sus empleados, siervos y lacayos, que le llevaran ese sillón.
Diariamente llegaban sillones al castillo; sillones de pieles exóticas, sillones de las formas más extrañas, de todos los colores. Pero al Rey ninguno le gustaba.
¡Quiero el mejor sillón del mundo! Gritaba después de haber probado todos. Y al finalizar el día, el Rey volvía a su habitación, molesto, un poco triste, un poco solo. Y sin su sillón.
Hasta que un día, harto de no poder encontrarlo, decidió salir él mismo a buscarlo. Porque estaba seguro que sus siervos, empleados y lacayos, no habían buscado bien. Recorrió todas las tiendas y mueblerías del reino, y no encontró nada.
Lo último que quedaba por visitar era una pequeña tienda de antigüedades, y sin mucha esperanza, entró.
Y al entrar, hubo algo que llamó su atención. Una pequeña niña leía un libro sentada en…
-¡Ese es! Gritó el Rey asustando a la niña que dio un brinco y se levantó del sillón.
De pronto, salió una mujer, la madre de la niña, la dueña de la pequeña tienda. El Rey fue directamente hasta el sillón, lo admiraba, no quiso ni siquiera sentarse a probarlo, era ese el sillón que tanto había buscado.
-¡Lo quiero, lo quiero! ¿Cuánto cuesta?
-Lo siento mucho pero ese sillón no está a la venta. Le contestó la mujer
-Todo lo que hay en el mundo tiene un precio, o sea que todo está a la venta. ¿Cuánto por el sillón?
-Disculpe Señor, pero no puedo vendérselo.
-Este es un sillón mágico, le dijo la niña
-¡Qué tontería! ¿Cuánto cuesta? Insistió el Rey
-Ya le dije, no está a la venta. Le dijo muy amablemente la mujer.
-¿Es que acaso no sabes quién soy? Soy el Rey y tendré ese sillón.
Al llegar a su castillo miró todos los sillones que le habían llevado, ninguno se parecía al que había
visto en esa tienda.
Enojado, cansado, triste y sin su sillón, el Rey se fue a la cama. Y en sus sueños, vio el sillón. Pero
no sólo era el sillón lo que veía. Era él sentado en el sillón leyéndole un libro a una pequeña niña.
Pasaron los días, y al castillo seguían llegando sillones y sillones para probar, pero al Rey ya no le
interesaba ninguno, porque él había encontrado ya su sillón. Así que mandó a todos sus siervos,
empleados y lacayos a negociar con la mujer de la tienda. Pero siempre regresaban con las manos
vacías.
Una mañana, cansado de respuestas negativas, fue él mismo a la tienda, y de muy mal modo
preguntó:
-¿Me puedo sentar?
-¡Por supuesto! Le dijo, sonriendo la señora dueña.
-Es mágico. Dijo la niña que apareció de repente -¿Me lees? Le dijo al Rey entregándole un libro
que llevaba consigo.
El Rey tomó el libro torpemente. La niña se sentó en el suelo frente a él. ¿Cómo se leía un libro a
una niña? Nunca antes lo había hecho. Abrió el libro y comenzó a tartamudear Pero no pudo ni
siquiera empezar el cuento. ¿Qué estaba haciendo? Se levantó y se fue.
Esa noche volvió a soñar con el sillón, con la niña y su libro. Y la siguiente noche, y la siguiente
también.
Y cada mañana se levantaba sintiéndose cada vez más extraño, sus empleados, siervos y lacayos,
se empezaron a preocupar, ya no les gritaba igual, ni los regañaba, ni amenazaba con cortarles la
cabeza. El Rey estaba distraído y había comenzado a sentir algo que nunca había sentido.
Y un día, no pudo más y fue a la tienda. La mujer lo saludo con esa amabilidad que la
caracterizaba. El Rey le preguntó si se podía sentar en el sillón.
-Usted puede venir las veces que quiera y sentarse el tiempo que quiera, sólo le repito que ese
sillón no está a la venta.
Apareció de nuevo la niña, con su libro.
-Te dije que era mágico. Le dijo al Rey entregándole el libro.
Se sentó frente a él y el Rey leyó de principio a fin un cuento para la niña.
Al día siguiente el Rey volvió, y la pequeña niña le llevó otro cuento. Y al siguiente día, lo mismo. Y
al siguiente del siguiente, ya lo esperaban con una taza de chocolate y lo despedían con un abrazo
en la puerta.
-Tenías razón, le dijo el Rey a la niña, este sillón es mágico.
Y el Rey sin querer encontró lo que había estado buscando durante tanto tiempo… y no era precisamente un sillón.
14 comentarios
miledukenegro
lindo, me encanto, tambien las ilustraciones.
brissiodamian
Hermoso!!
eramirezgar
Hermoso!!
marie_cap
Muy dulce! y hermosas ilustraciones!
natumendez
Profesor Plus¡Hola, Anamaría! Te comenté el cuento en la sección del curso hace unas semanas y ahora por aquí lo repito: es muy lindo, muy tierno y encantador este rey caprichoso que termina encontrando lo que menos buscaba. ¡Muchas gracias por compartirlo!
rios.leticia
Bella historia
paulinarodriguezlepe
HERMOSA HISTORIA
michantchung
Divino!
Listo para publicar <3
rsiriaka
¡Qué bueno y qué ilustraciones tan bellas! Enhorabuena!
zuliregner
bellisimo cuento, y con mucho contenido!!
belenperezduran
Me emocionó tu bello cuento, gracias por crear algo unico y conmovedor
an.mariaal9
@natumendez ¡Muchas gracias! Fue todo un viaje este curso, gracias por compartirnos y encaminarnos hacia nuevos mundos.
alicia.molinaojeda
Hermoso cuento , livianito , con un buén mensaje en éstos tiempos .. atractivas ilustraciones.... felicitaciones!
kovalbetty
Muy linda historia, te felicito!!
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