Festival Ideas APAP Campaña
por Renato Farfán Basauri @nato_farfan
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Hace un año nos tocó ganar el Grand Prix del Premio Ideas-Apap con Hacking Jersey y mientras celebrábamos se me acercó JJ Tirado del APAP y me lanzó la bomba inesperada.
—Han ganado el Grand Prix; a ustedes les toca hacer la campaña del próximo año.
El siguiente sorbo de mi cerveza tuvo otro sabor; el sabor amargo se tornó colorido, divertido, dulzón y ácido, ácido. Algo ácido hace falta a nuestra industria.
Un año después estaba sentado frente a la junta del APAP conversando de las grandes transformaciones que quieren hacer, pero la conversación más interesante fue la de cómo darle más valor al IDEAS.
Mi respuesta fue simple:
—Aquella noche del festival IDEAS recuerdo haber sido testigo de una hora de avisos y casos que nunca nadie había visto y, lo que era más raro aún, tenían cifras exageradamente infladas, o, lo más anecdótico, eran de clientes que eran ONG’s que de pronto tenían una súper producción,... Hay que regular esto, ¿no? Digo, si queremos que sea serio, que tenga valor, esto tendría que acabar. Así será un festival creativo deseado por creativos y además de otros grandes protagonistas de la industria, como por ejemplo: anunciantes.
Entiendo que el truchismo-casismo no sólo ocurre aquí; ocurre en varios países y en varias agencias de todo el mundo. Que se quedan y se juntan a mejorar sus truchos; claro, ya son años y hasta se profesionalizó esa práctica absolutamente institucionalizada en la industria global. Por eso cuando un amigo me dijo que Per Pedersen insinuó que está harto de la mafia creativa latina en un festival. Pienso... ¿mafia latina? Perdón, la mafia también es gringa, danesa, australiana, japonesa, rusa, inglesa, etc., etc. Todos los que alguna vez hemos conversado con algún colega extranjero sabemos que pasa aquí, allá y en la China. Pero como no puedo hacer nada por allá, al menos intentaré hacer algo por acá.
Mientras pensábamos en eso tenía dos voces interiores.
Una voz políticamente correcta me decía:
«Haz lo correcto, Nato, un típico comercial gracioso que sea franela de lo que hacemos.»
Pero a lo lejos ese sabor ácido de aquella cerveza me recordaba:
«Haz lo que sientes; puede ser incómodo, pero haz algo que intente remover nuestra industria y haga notar que nuestro comportamiento es terriblemente ridículo. No me imagino a mi hermano arquitecto hablando así de su trabajo, ni a un científico, un músico, menos a un bombero. ¿O sí?»
Le hice caso a la voz ácida, obvio. Además este año será diferente, al menos eso espero. Al menos eso dice la promesa del APAP “El Año de la Transformación”.
Aplaudo la valiente decisión del APAP de dejarnos reír un poco de nosotros mismos. Ahora hay que pasar de la risa a la realidad.
Aquí nuestra primera entrega para el IDEAS APAP.
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