La excusa
por Rosario Muñoz @rosario_gmuvi
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Desde que Hitchcock definiera en su día el término McGuffin como recurso cinematográfico, muchos han sido los listillos que han utilizado esta argucia en su vida diaria. Porque ¿quién no se ha sacado de la manga un motivo cualquiera para reconducir ciertas historias a ese final deseado? Las relaciones humanas, por ejemplo, están plagadas de McGuffins, minucias sin ningún tipo de importancia que nos motivan a actuar de una forma concreta y dan lugar a grandes historias, unas veces memorables y otras veces destinadas a caer en el más profundo de los olvidos.
No es el caso de la colección de esta temporada de Ana Locking, que permanece intacta en nuestro recuerdo y fresca en nuestras retinas. Toma su nombre del término cinematográfico acuñado por Don Alfredo para crear una colección sofisticada y urbana, plagada de detalles y arriesgada en todos los frentes: cortes, estampados, tejidos y colorido. ¿Es la colección en sí misma un McGuffin que la diseñadora utiliza para desarrollar su genio creativo? En este momento son todo especulaciones en la búsqueda de algún motivo oculto que, por definición, no tiene que afectar de ningún modo al resultado final de esta historia, que es, sin duda, la coherencia de una colección atrevida, elegante y vanguardista.
En la campaña de la colección McGuffin, Ana Locking ha escogido una localización curiosa, que nos traslada a los barrios residenciales de la costa oeste norteamericana. Vemos una casa de madera de tejado oscuro, porche abierto, valla blanca y setos verdísimos, en un juego de luces y sombras que despistan al espectador al tiempo que lo mantienen atento a cualquier señal que pueda desvelar el mensaje oculto en cada escena. Pero el McGuffin aquí es la excusa que ignoramos sin mayor problema para descubrir a una mujer, de aspecto sofisticado y perfección estilística, congelada en plena acción. La vemos enfrentándose a un misterio inexplicable en el drive way, junto a la valla o frente a la puerta del garaje, y nos detenemos ante esa acción incompleta para examinar con atención cada uno de los elementos del look, olvidándonos por completo de por qué se encuentra en ese lugar y en esa situación, y qué es lo que está a punto de suceder.
El tiempo se detiene para darnos la oportunidad de observar cada una de las claves que componen la colección: cortes asimétricos, hombros marcados, superposiciones, combinaciones de color y texturas con carácter: neoprenos, jacquards, prints florales y patrones geométricos.
El McGuffin de Ana Locking es una lección de fuerza y humor sofisticado que viene de la mano de esa mujer elegante y con un punto canalla y misterioso que a todos nos atrae. ¿Qué se esconde tras esa perfección enigmática e inusual? La verdad es que nos da lo mismo, sólo deseamos poder observarla un poco más antes de que siga adelante con su historia.
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