Prueba para La pecera de Eva (Isla Producciones)
por Raquel Márquez @raquel_marquez
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SEC. 6. PECERA. INSTITUTO INT/DÍA.
A solas, EVA desenvuelve un chicle y lo saborea con placer. Llaman a la puerta y se lo saca de la boca, ocultándolo en una mano. Hace pasar y el que entra es FRANCISCO, que saluda muy nervioso. Ella le pide que se siente, le mira fijo tomando nota mental de su miedo y al fin rompe la tensión: “¿Te importa si masco chicle? Es que tengo un mono...”, y abre la mano mostrándole el chicle. FRAN, positivamente sorprendido por la actitud de EVA, contesta que no le importa. EVA le sonríe, se lo mete en la boca y va al grano: “Te estarás preguntando por qué te he hecho venir cuando tú no tienes ningún problema ni has hecho nada malo, ¿no?”. FRAN, cada vez más aliviado, asiente. A EVA le decepciona la hipocresía de FRAN pero se lo calla. En tono casual, inocente, le explica que a veces se le ocurren teorías raras y le da por intentar contrastarlas. “Por ejemplo, esta mañana, cuando he entrado a los servicios, que me he cruzado contigo en la puerta, ¿te acuerdas?” Él asiente, inquieto. “...Pues me ha parecido que Álvaro y Pablo salían los dos de la misma cabina. Qué raro, ¿no?” FRANCISCO se preocupa. EVA se le acerca confidente y suelta con falsa picardía: “¿Será que son gays?”. FRAN se ríe a gusto, no se lo esperaba y contesta divertido: “A lo mejor”. EVA, de nuevo decepcionada, le mira seria: “Ahora entiendo por qué le caes bien al bestia de Álvaro. Eres de los que ríen las gracias, ¿eh, Paquete?” FRAN se turba mucho y se corta, deja de sonreír.
EVA se anota internamente un tanto y sigue. “¿Así te llaman, no? Paquete”. Por lo menos Álvaro se lo ha llamado esta mañana, ella lo ha visto. “¿No será un poco insultante? Como en el fútbol, un torpe, un paquete”. FRAN disimula y sonríe patético, dice que es un apodo cariñoso, como Paquito, nada más. Ella le mira con suspicacia. La verdad, confiesa ahora EVA, es que es que lo suyo de hoy es más que una teoría: al entrar al baño supo que Álvaro había estado humillando a Pablo. Álvaro y dos chicos más huyeron en cuanto la vieron, conteniendo risas maliciosas, y sólo quedó Pablo, que, rojo de vergüenza y entre arcadas de asco, se lanzó al lavabo a lavarse la boca y a escupir y después se fue sin atreverse a mirar a Eva. Además, Eva encontró un vaso de cristal en el suelo de la cabina en cuestión. “¿Qué pudo pasar?”, le dice a FRAN, que esquiva su mirada nervioso y se encoge de hombros. EVA resopla y explica que ha interrogado a Pablo pero que está tan avergonzado que no hablará. Harta del silencio de FRAN, le acusa abiertamente de saber lo ocurrido y se dirige a él como Paquete, con retintín. A él le tiembla la voz cuando grita que no sabe nada. EVA ve el momento y ataca: “¿Sabes? Álvaro es un chulo que humilla a sus compañeros, pero tú me caes peor”. FRANCISCO la mira con ojos como platos, totalmente fuera de juego. EVA sigue: “Por lo menos él toma sus propias decisiones, pero tú... sólo eres la mascota del grupo, el mierdecilla que vigila en la puerta y les avisa saludando a gritos al profesor que se acerque. O a la psicóloga, vaya”. FRAN se agobia mucho y empieza a sudar, pillado. Ella sigue: “¿Y qué consigues a cambio? Que Álvaro te dé palmaditas como si fueras su perro y que te ponga nombres ridículos”. FRAN, humillado, se defiende con la boca pequeña: “Eso no es verdad. Álvaro es mi amigo”. EVA asiente sarcástica: “¿Y el pobre Pablo es tu enemigo?”. FRAN, culpable, dice que no y EVA le pregunta qué hizo entonces Pablo para merecerse eso, tener que beber meados o a saber qué otra guarrada. ¿Fue porque le dijo a Álvaro lo que opinaba de él? ¿Qué es lo que hizo ese chico para acabar así, casi vomitando delante de Eva? EVA le pregunta a un FRANCISCO cada vez más afectado cómo cree que se debe de sentir ahora Pablo, cómo va a ser para él pasarse todo el curso soportando burlas sobre lo de hoy. “¿Cómo le llamarán? ¿Comemierdas, bebedor de pis o qué?” FRAN se siente fatal y EVA remata: “Eso sí es duro, ¿eh? Imagínate si te pasara a ti, que estás a punto de lloriquear por un diminutivo.” EVA da un golpe en la mesa y FRAN sobresaltado la mira a los ojos. “¿Tengo razón o no, Paquete?” FRAN salta en pie rabioso y da otro golpe aún más fuerte: “¡Me llamo Francisco... y cállate ya!” Y se hunde de nuevo.
EVA se aleja serena y le mira satisfecha: “Así que tenías algo de dignidad por ahí escondida, me alegro. Lo malo es que la sacas aquí, donde sabes que la cosa no se va poner fea. Y donde hay que tener dignidad es ahí fuera”, hace sonar con los nudillos el cristal de la pecera. FRANCISCO confiesa lloroso: “No es tan fácil”. EVA suspira, se acerca y le coge de la barbilla, condescendiente: “¿De verdad crees que eres un mierda, Francisco?”. Él comprende por fin a dónde quiere llegar EVA y deja de defenderse: “No”. EVA le da la razón y le tranquiliza, no es mal chico. FRAN le explica que él no podía hacer otra cosa, no puede enfrentarse al chulo de la clase: si no le ríes las gracias, lo pagas. EVA le explica con paciencia que no es el único que tiene miedo: “Todos lo tenemos, hasta Álvaro”. FRANCISCO no se cree eso y EVA le alecciona: “Te lo digo yo. Cuanto más miedo más mierda eres”. FRAN no entiende por qué no le deja en paz y va a por Álvaro entonces, él es el malo y todos lo saben. Se limpia alguna lágrima con la manga y piensa en alto: “Lo que quieres es que me chive, ¿no?”. EVA se desespera: no quiere que haga nada, ya es tarde, sobre todo para Pablo.”Lo que quiero es que pienses en el futuro, en quién quieres ser tú”. La opción de ser un violento como Álvaro está descartada, Fran no tiene ni media torta. Así que, concluye EVA, “¿Quieres ser como Pablo, que se rebela y tiene que tragar... cosas desagradables de vez en cuando? ¿O quieres seguir como hasta ahora, tragando todos los días?”. FRANCISCO se queda pensativo. Tras unos segundos, EVA le pide que salga de su pecera y se decida a pensarlo seriamente. FRAN se extraña de que no le ponga ningún castigo y EVA dice que de momento no hace falta: “Bastante tienes con lo tuyo”. FRANCISCO sale, confuso y muy tocado. A solas, EVA niega con la cabeza: a veces su trabajo es duro... Recuerda su chicle, se lo saca de la boca, lo mira un instante con asquillo y lo encesta en la papelera.
FRANCISCO (15 años)
Fran es bastante cobarde.
Claro está que es injusto reducir tanto a alguien, y, bueno, Fran es más cosas... Aunque es más fácil decir de él lo que no es, que lo que es: no es mal estudiante, no es feo, no es especialmente friki... Sólo es normal, demasiado normal. No pregunta nunca en clase aunque no entienda las explicaciones, porque no le gusta hablar en público, pero tampoco es tonto ni suele suspender.
Cuando su madre le lleva a comprar ropa –una ropa normal, que no recuerde al hip-hop ni al heavy, a lo pijo ni a lo jipi- él se inventa todo tipo de excusas para no hacerlo en el centro ni cerca del instituto. No entiende a los que se dejan acompañar por su madre para cualquier cosa: son ganas de provocar burlas y, lo que es él, no tiene ninguna gana de provocar. Su padre es parecido a él. Le achaca a su hijo poco valor en los conflictos –“Si te atacan tienes que defenderte”- pero por desgracia Fran sabe que en el trabajo su padre es el último mono y que siempre se queda hasta tarde sin cobrar un euro más.
Hasta hace poco, Fran no era de los que pisan ni de los que reciben pisotones. Simplemente no le había tocado ninguno de los dos bandos. Si Fran estuviera en boca de alguien (en lugar de pasar siempre tan desapercibido), unos dirían de él que no tiene personalidad y otros que es majete y no quiere meterse en líos. Y todos tendrían parte de razón.
Hace unas semanas, Fran se carcajeó espontáneamente de una broma pesada que Álvaro le hizo en público a otro compañero. Poco a poco, el resto de la clase fue sumándose en un gran ataque de risa histérica y él sintió algo sorprendente: alivio. A pesar de que nunca se habían reído así de él, algo en su interior siempre se había estado preparando para ser La Víctima Con Mayúsculas, y de pronto esas risas a costa de otro sonaron a gloria. Significaban, o así lo sintió él, una salida, una oportunidad distinta. No fue cruel con su compañero “burlado”, pero tampoco analizó la situación lo suficiente como para sentir empatía por él. Era mejor así, más fácil.
Como es lógico, Álvaro se alegró. No es que Fran tuviera madera para ser su amigo (uno de los de verdad), pero como comparsa ocasional era perfecto. Ahora, cuando Álvaro le llama Paquete o le da toques “cariñosos” en la frente, Fran contiene con un pequeño esfuerzo la punzada de rabia y a cambio devuelve sonrisas y hasta carcajadas, su gran habilidad recién encontrada, su salvoconducto para el espinosillo día a día del insti.
Hoy ha sido duro porque Pablo le cae bien, incluso una vez ayudó a Fran con una asignatura que se le atragantaba. Pablo es debilucho y simpático, como Fran, pero es muy diferente en algo: a Pablo le puede el orgullo. Y cuando Álvaro le ha ordenado que se quite de “su” rincón del patio, como si ese sitio fuera de su propiedad, Pablo le ha mirado con la cabeza bien alta y le ha mandado a paseo. Un rato después, estaba en el baño con un sabor horrible en la boca y ganas de vomitar. Fran estaba en el patio en el grupo de Álvaro. Y estaba en el baño antes de que todo se volviera loco, pero sólo por casualidad. Cuando vio entrar a Pablo y tras él a Álvaro sintió pánico. Intuir el cariz de la venganza de Álvaro... esta vez no le hizo gracia, ni siquiera para una de sus medias-sonrisas diplomáticas. Por un momento pensó en irse sin más, incluso sopesó ayudar a Pablo, pero Álvaro le llamó por su nombre, sin apodos, y le pidió que vigilara “por favor”. Para Fran, a día de hoy, fue suficiente.
Está por ver si las conversaciones con Eva le harán reaccionar y darse cuenta de que más que de elegir bando se trata de saber, en todo momento, elegirse a uno mismo.
1 comentario
raquel_marquez
Creo que La pecera es una de las mejores series dramáticas que se han hecho en España, y seguramente es el mejor drama juvenil. A través de esta prueba me seleccionaron en la productora y estuve colaborando con ellos en el germen de nuevos proyectos y en la serie cómica Impares, sobre el mundo de los contactos y las parejas.
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