Rustico y Simple
por Javier Ramirez @javramirezm
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El día comienza con los rayos de sol entrando por la ventana, obligándome a despertar y no permitiendo que duerma plácidamente.
«Necesito comprar cortinas» pensé, mientras los rayos de sol iluminaban directamente mi cara. Pasados unos minutos llegaría a arrepentirme de mi pensamiento anterior, concluyendo que: «Las mañanas no serían lo mismo ¿Cómo encontraría voluntad para madrugar? el sol es mi despertador, mi alarma. Me presenta una invitación a disfrutar de su calor todas las mañanas y no seré yo quien rechace una invitación de estas características. Que incansable y noble la labor del sol. Que pobre y lamentable sería una habitación con cortinas.»
Posterior a mis reflexiones mañaneras procedo a levantarme para preparar el desayuno. Como decía mi madre: «Primero es lo primero y lo primero siempre es desayunar.»
Me dispongo a vestirme con mi ropa de todos los días, me lavo de manera descuidada y salgo rápidamente al pasillo en dirección a la cocina, aprovecho de echar una mirada a la cabaña, todo parece en orden tal cual como lo deje ayer, bajó por las escaleras de caracol de piedra blanca marmolada, estaba brillante, no podría esperar menos, para todo el tiempo que le dedico a la limpieza.
En ese instante, nacieron en mí muchos sentimientos y me di cuenta de que me emociono al pasear por mi cabaña, es tan rustica y pequeña. Pero no debo dejarme guiar por detalles como estos, como si el tamaño o la antigüedad significaran algo malo, este es mi reino, este es mi hogar.
Finalmente, después de atravesar salones y estancias, llego a la cocina para preparar el especial de la casa y clásico de todas las mañanas, un delicioso café sin azúcar, sí, tal como lo dije ¡Sin azúcar! Y no busque azúcar granulado en esta humilde cabaña, no lo encontrará, a mis ojos es un ser maligno, adictivo y precursor de múltiples enfermedades terribles que, muy honestamente no tengo interés alguno en experimentar. Además, el azúcar me resulta desagradable en esta bebida, hay muchas cosas dulces en el mundo, pero sabores como el café hay pocos «¿Para que cambiar su sabor?» me pregunto.
Azúcar ególatra, seguramente te crees mejor que los otros sabores. Pues no en esta cabaña, aquí no discriminamos, al contrario, celebramos la autenticidad incluso los sabores poco convencionales, independiente de lo desagradable que puedan ser.
Procedo a tomar un sorbo de café, estaba utilizando mi tasa preferida, la que me dio mi madre como regalo por mi matrimonio, era de porcelana fina y de detalles delicados, en el exterior se exhibían arboles de cerezos, con sus troncos estrechos y sus ramas totalmente cargadas de flores color rosa pálido.
Se dice que, si plantas dos cerezos cerca, estos tienen la capacidad de unirse, no físicamente, sino que, de manera espiritual, transformándose en compañeros por la eternidad, se dice que llegan a llorar cuando alguno de los dos sufre, se reconocen mutuamente y trabajan para sobrepasar el invierno juntos. En la sección inferior del cuenco hay una inscripción que data su origen en Japón, isla de Honshu, fabricada en el año 2000. «Veintitrés años de vida ya pequeña tasa, como pasa el tiempo» Me decía mientras empezaba a pensar que comer.
No hay mucho, por no decir que no tengo nada, debo cultivar aprovechando que estamos en fechas optimas.
Me dirijo al invernadero para recolectar mi alimento. «Hoy será fruta fresca del huerto» iba diciéndome mientras me ponía guantes y sacaba mis herramientas. Tengo una gran variedad de frutas y verduras plantadas en este gran domo de vidrio, pero como aquí no se discrimina, de manera intencionada elaborare una selección aleatoria y surtida para desayunar. Mientras corto ramas y recolecto frutas pienso: «Plantas y más plantas, son como mi familia.»
Ya con las frutas en mi posesión, entro a la cabaña, y tránsito hacia el gran salón, me dispongo a comer todas y cada una de ellas, la mayoría de exquisito sabor, la madurez justa.
De pronto escucho el reloj cucú del gran comedor que estaba en la habitación contigua, señalaba que ya eran las diez de la mañana, al saber esto me puse pálido y empecé a sufrir los síntomas de lo que yo llamo: «un ataque por falencias», me irrita de sobremanera ser poseedor de falencias, estaba con un retraso abismal y vaya que no hay falencia más critica que la impuntualidad. «He dejado al pobre sol plantado como las plantas de mi huerto» me decía lamentándome, debo urgentemente salir a aprovechar el día.
Hago lo posible para terminar en el menor tiempo posible de comer y de tomar mi café, sin más me levanto para salir en dirección al lago.
Como mi condición de “atacado por mis falencias” persiste en el tiempo, me pregunto «¿Como se me ocurre desperdiciar un día tan bonito como este?», abro la puerta principal y bajo las escaleras de piedra hasta el sendero de tierra, este camino lleva directamente al muelle y esta adornado con hileras de árboles a cada lado del camino, además de un surco en mitad del sendero con arbustos y flores silvestres.
Todo está florecido, casi puedo oler el color verde de las plantas, el bosque me saluda con el canto de los pájaros y el agitar de los árboles, hacia donde miro parece un cuadro, una fotografía, una imagen que me encantaría almacenar para recordarla en el futuro, lamentablemente no tengo de esas máquinas para guardar memorias. Me gusta pensar que soy afortunado del lugar que dispongo para hacer mi vida. En el mundo actual la gente cada vez pierde el interés y la noción de la belleza de las cosas pequeñas.
Camino sin congoja y entre saltos. Disfrutando del aire y el paisaje. Tras tiempo caminando logro divisar algo a lo lejos, ahí estaba el lago y un muelle de color ceniza adherido a él...
1 comentario
shaun_levin
Profesor Plus@javramirezm ¡Hola, Javier! Has creado un personaje interesante aquí, así que mi sugerencia sería seguir explorando quiénes son y qué está pasando en su vida. Mi sensación es que algo los está preocupando, tal vez alguien de su pasado; es casi como si tuvieran esta voz crítica dentro de ellos, observándolos muy de cerca. Y luego el narrador, a su vez, se ha vuelto bastante crítico con el mundo: "En el mundo actual la gente cada vez pierde el interés y la noción de la belleza de las cosas pequeñas". ¿Tal vez pase algo cuando lleguen al lago?
Me gusta cómo el narrador se enfoca en cosas pequeñas y obtenemos una idea de su mente sobre el sol, por ejemplo, o el azúcar. Esta línea me hizo sonreír: "hay muchas cosas dulces en el mundo, pero sabores como el café hay pocos..." ¡Tan cierto! ¿Qué extraña tu personaje? ¿Qué anhelan? Sigue explorando a través de la escritura misma. Gracias por compartir tu trabajo con nosotros. Un saludo desde Madrid!
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