Técnicas narrativas para libros infantiles: cuento “La Niña Espanto”
por Karenn Moscoso @karennamv
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Era una vez una niña espanto, que vivía en un bosque donde siempre estaba sola y el
silencio era su única compañía. Ella siempre volaba por las calles de un pueblo cercano
buscando alguna persona que fuera su amiga; pero nunca la encontraba, porque
quienes la miraban huían y los otros no se percataban de su presencia.
Un día, mientras volaba por el bosque, escuchó a un perro que aullaba y lloraba. Voló
en dirección de dónde provenía el sonido. Llegó hasta la carretera que pasaba cerca de
su casa y cuando pudo verlo, estaba a mitad de la calle golpeado y herido gravemente.
Alguien lo había atropellado y lo abandonó allí, sin darle importancia.
La niña espanto se acercó a él dudosa, pero el perro no le tuvo miedo. Lo examinó,
pero no sabía cómo ayudarlo, aunque decidida a hacerlo le dijo «Haré todo lo que
pueda para ayudarte» con gran esfuerzo agarró al perro y logró sacarlo a un lado de la
carretera.
Ella sabía que solo podría encontrar ayuda en el pueblo, aunque era complicado que
alguien le prestara ayuda. Pero lo había prometido y por eso voló rápidamente hacia el
lugar. Cuando llegó al pueblo comenzó a pedir auxilio, pero al verla acercarse la gente
corría y se metía a su casa. Aunque ella trataba de explicarles que era el perro quien
necesitaba socorro, como siempre, las calles se quedaron vacías. Frustrada y triste, la
niña espanto volvió con el perro.
—Ojalá pudiera hacer algo mejor por ti, pero todos huyen de mí y no me escuchan
cuando intento pedir su ayuda —le dijo llorando.
—Tú has hecho por mí más de lo que hubiera esperado —contestó el perro cansado,
para sorpresa de la niña —Solo te pido que te quedes conmigo hasta el último momento
—agregó el perro en un susurro.
La niña espanto sonrió débilmente y se limpió las lágrimas; luego se acercó a él y lo
envolvió en sus brazos. Repentinamente una sensación extraña le recorrió el cuerpo.
No sabía si había olvidado cómo era o si alguna vez lo había sentido; era el perro quien
la transmitía, agradable, aunque débil, era… era... calor. Mientras el perro poco a poco
se quedaba dormido, acongojada pero feliz la niña espanto susurró:
—Esto es el mejor regalo que tú me podrías haber dado
Al día siguiente, cuando se despertó, el perro ya no estaba. Lo buscó por toda la zona
pero no lo encontró. Se había quedado sola de nuevo. Comenzó a volar muy triste, sin
fijarse realmente en todo a su alrededor, hasta que escuchó un perro. Sin embargo,
este ladrido era diferente, trató de localizar el lugar de dónde provenía el sonido, pero
no lograba ver al perro por ningún lado; de repente a lo lejos lo distinguió, era el mismo
al que había ayudado, solo que esta vez ¡Estaba volando!
La niña espanto sonrió y el perro en respuesta dijo:
—No vas a estar sola nunca más

Para las ilustraciones los colores serían azules y azul verdoso, y luego se integraría o rosa o rojo para resaltar el cambio de ánimo y motivación en la protagonista.
El objetivo del cuento es trasmitir que no es necesario que otros nos vean hacer buenos actos para ser admirados. Las recompensas de nuestras acciones buenas vienen de diferentes formas y como menos lo imaginamos.
1 comentario
natumendez
Profesor Plus¡Me encanta la historia! Combina un poco de cuento de terror con mucha ternura.
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