EN EL CEMENTERIO
por Juana Posada @juanaposada
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EN EL CEMENTERIO
Era un día oscuro y frio, se podía oír el silbido del viento y las gotas de agua golpear sobre mi ventana. Han pasado 4 días y los golpes no cesan, pero hoy 25 de julio no podía dejar de visitar a mi esposa como lo he hecho todos los 25 de cada mes. Desde hace 7 años voy todos los meses al Cementerio Parques del Recuerdo.
En medio de un mar de lápidas olvidadas que salen del fondo de la tierra, esta ella, esta Lucía, mi Lucía esperando por mi, o tal vez es una fecha quien espera por mi, o tal vez soy yo esperando por ella; en fin, eso nunca lo sabré… Retiré las flores ya marchitas que había dejado sobre su tumba el mes pasado y se las cambié por un pequeño ramo de margaritas blancas, y casi como por arte de magia la lluvia se detuvo. Cerré el paraguas, lo dejé sobre la lápida que estaba junto a la de mi esposa y unos pequeños rayos de sol iluminaron el lugar. Comencé a contarle a mi esposa todo lo que me había pasado en la semana, día por día, como lo hacía siempre que iba a visitarla: El lunes apareció una nueva gotera, con esta ya van 8; el martes la lavadora se dañó y no encuentro el número de teléfono del técnico, lo he buscado por todas partes, pero…
—¿Quién era? —preguntó una mujer tras de mi interrumpiendo mi conversación—.
Giré y vi a una mujer no muy alta, que me recordó a Blancanieves por el color negro de su pelo, que hacía contraste con el blanco de su piel. No estaba mojada; llevaba puesto un vestido amarillo sin mangas y un niño con pantalones cortos estaba junto a ella montando en su triciclo.
— Mi mujer.
— ¿Qué le sucedió?
— Cáncer ¿y usted qué hace aquí? —le pregunté evitando el tema. No me gusta hablar de Lucía con desconocidos— ¿Está visitando a alguien? ¿Enterrando a alguien? No creo que este sea un sitio adecuado para traer a un niño.
— No, no estoy visitando ni enterrando a alguien —dijo con una leve sonrisa—y a mi modo de ver es el sitio más seguro para traer a un niño: Es el único sitio de la ciudad donde nunca va a ver usted a un vándalo; los jardines son hermosos y los carros que hay, van a muy baja velocidad. Créame cuando le digo que son más peligrosos los vivos que los muertos —dijo con voz firme y mirándome fijamente a los ojos. Por un momento le tuve miedo—.
No pude evitar oír lo que le sucedió el martes —dijo cambiando de tema y suavizando su voz—. Sentémonos en esa banca —señaló una no muy lejos, que la verdad, en los 7 años que llevo viniendo a este lugar nunca antes la había visto— y le enseño trucos para que vea que se puede vivir sin lavadora.
Aunque no me antojaba ir a hablar con una desconocida acerca de cómo lavar ropa, creo que Lucía me la envío del cielo porque con goteras se puede vivir, pero hasta ese momento estaba seguro que sin lavadora era imposible; después de hablar sobre los detergentes líquidos, en polvo y en barra; de blanqueadores, suavizantes, tipos de manchas y telas; le conté a aquella mujer lo que me pasó el resto de la semana y el resto del mes, y por primera vez en 7 años una mujer como caída del cielo me respondió y me embrujó. Por un momento olvidé que estaba en un cementerio a unos cuantos pasos de mi difunta esposa.
— Llevamos aquí sentados toda la tarde, siento como si te conociera de hace mucho tiempo, ya te he contado la mitad de mi vida y ni siquiera me sé tu nombre —No sé en qué momento la empecé a tutear y tampoco sé en qué momento le empecé a coquetear; lo único que sé es que hace mucho no hablaba así con nadie, hace exactamente 7 años no me sentía así con nadie.
— Clara Hurtado, mucho gusto —me dijo estirando su mano—.
— Pedro Mendoza, mucho gusto —le dije besando su mano a modo de broma.
— Efraín! ¡No te vayas muy lejos, quédate cerca donde te pueda ver! —dijo llamando a su hijo que ya estaba a varios metros de distancia—.
— ¿El padre de Efraín viene con usted? —pregunté para saber cuál era su estado sentimental sin parecer evidente—.
— No, un 25 de julio, hace ya varios años, el padre de Efraín en medio de una discusión, decidió sacarnos de sus vidas y decirnos adiós para siempre. —cerró los ojos y dio un leve suspiro, recordando un momento que para ella fue importante—.
— Bueno señorita Clara Hurtado, eso hace ya parte del pasado, que te parece si salimos del cementerio y vamos a comer a un restaurante japonés que no queda lejos de aquí y le compramos un helado de chocolate a Efraín.
— Creo que prefiero quedarme porque mi hijo quiere seguir montando en su triciclo, pero usted debería irse ya, acuérdese que tiene mucha ropa por lavar.
Me despedí un poco desilusionado, dándole un beso en la mejilla, pero con la ilusión de volverla a ver. Al recoger mi paraguas que había dejado recostado sobre la lápida, junto a la de mi esposa, las nubes se tornaron negras nuevamente, el cementerio se oscureció y un trueno ensordecedor iluminó todo el lugar. Todo mi cuerpo comenzó a temblar, las piernas con dificultad las podía mantener en pie y los latidos de mi corazón eran tan fuertes que por un momento tuve miedo de que fuera a explotar; un escalofrío helado recorrió toda mi espalda y mis pupilas dilatadas y paralizados estaban clavados viendo la inscripción de aquella lápida:
AQUÍ YACEN JUNTOS MADRE E HIJO:
CLARA HURTADO
8 de mayo de 1923 – 25 de julio de 1949
EFRAIN ORTEGA HURTADO
1 de febrero de 1941 -25 de julio de 1949
Nuestro amor, como un rayo de sol, es imposible de apagar.
Juntos por siempre, en la vida y en la muerte.
Aquella banca en la que Pedro estuvo sentado toda una tarde desapareció junto con Clara y Efraín con su triciclo; en su lugar solo se ven lápidas desconocidas y abandonadas. Hay quienes dicen que aquel 25 de julio Pedro Mendoza volvió a su casa, cerró las cortinas y nunca más volvió a salir por temor a ver los rayos del sol. Las margaritas ya marchitas aún reposan en la lápida olvidada de Lucía, de su Lucía.
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5 comentarios
joseluisllugain
Impactante e inesperado final. Felicitaciones!!!
jesuslastra.r
Muy bonita historia con un buen final. ¡Felicidades¡
moarve
Muy logrado el ambiente, mantiene la emoción hasta el final. ¡¡Felicidades!!
caritasdepeluche
Que buena historia...tienes mucho talento.
Desde ahora soy tu fan.
juanaposada
@caritasdepeluche gracias! gracias! gracias! :)
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