Mi Proyecto del curso: Introducción al storytelling personal

Siempre he sido inteligente (o eso dicen) y muy aplicada, por lo que al terminar Bachillerato la vía a seguir se muestra clara: estudiar ciencias. Un tío biólogo vinculado a la NASA es mi referente a la hora de elegir mis estudios, pero el primer día de la carrera de Biología me doy cuenta de que eso no es para mí. Tengo curiosidad, sí, pero no como para dedicarle tantas horas al día, cada día, el resto de mi vida.

Biología se me da bien y todo el mundo me dice que no puedo dejarlo o perderé ¡UN AÑO! de mi vida. Yo tampoco quiero perder UN AÑO de mi vida, así que continúo.

En cuarto de carrera llego como Erasmus a Roma, un destino elegido por la comida y el clima, pero en la Ciudad Eterna descubro mi amor por el Arte y la Historia. Desde entonces leo y estudio sobre ambas disciplinas en mi tiempo libre. De los romanos aprendo la filosofía del buen vivir, del no preocuparse demasiado por el tiempo, del buscar el placer en cada cosa que se hace. Decido cambiar de carrera y hacer lo que siempre he querido: Derecho y Políticas.

Disfruto los nuevos estudios, los completo, trabajo varios años como asesora legal, pero de improviso me quedo sin empleo y los Curriculums que envío no tienen respuesta.

Empiezo a cuestionarme mi valía personal y el sentido de todo; tengo mucho tiempo libre y necesito canalizarlo en algo: vuelvo a dibujar tras 20 años sin tocar un lápiz, desde que era niña. Mis amigos de toda una vida se quedan perplejos al ver lo que dibujo: '¿pero cómo no sabíamos esto?’.

Me doy cuenta de que pintando me siento en casa, de que ese era el sitio que estaba buscando, que se han ido la ansiedad, el sentido de inadecuación, el vacío existencial. Quiero mejorar y para ello trabajo varias horas cada día, sin saltarme un solo día.

Entonces ocurre lo inesperado: la primera persona que me pregunta ‘¿Cuánto vale este dibujo?’ En ese momento vuelven las inseguridades: ¿merezco cobrar por mi trabajo? ¿cuánto vale lo que hago? ¿vale algo? A la vez que me formo en técnica pictórica, empiezo a estudiar habilidades de negocio y siempre se repite la misma pregunta: ¿estaré a la altura?

Solo ha pasado un año y medio desde que empecé a pintar y cada mes surgen nuevos encargos. Ahora sé cuál era el camino del que me hablaba Roma y sé que todos los caminos, incluso los largos y retorcidos, llevan a casa.

¡Gracias por tu interés!

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