El universo que otro llaman la Biblioteca. Génesis y sentido de la obra
por Manuel Pérez Báñez @manuel_pb
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Un nuevo invento empezó a transformar silenciosamente el mundo durante la primera mitad del siglo VIII a.C., una revolución apacible que acabaría transformando la memoria, el lenguaje, el acto creador, la manera de organizar el pensamiento, nuestra relación con la autoridad, con el saber y el pasado. Los cambios fueron lentos pero extraordinarios. Después del alfabeto, nada volvió a ser igual.
Irene Vallejo, El infinito en un junco
A modo de introducción
La pieza ( imagen superior) con la que, a modo de instalación escultórica, participo en la exposición colectiva "EspaSa-Do miradas de la A a la Z" en la Sala Antiqvarivm del Ayuntamiento de Sevilla se llama "El universo que otro llaman la Biblioteca ( Tributo a J.L. Borges)". Y ésta es su historia...
Como ya el propio título anticipa y me extenderé más adelante , mi pieza está inspirada en un relato breve del escritor argentino J.L Borges conocido como "La biblioteca de Babel" incluido en su libro "Ficciones" , aunque en su gestación también han influido otros factores y referentes donde se mezclan recuerdos, lecturas y tantas otras cosas.
Indagar en las mismas entrañas del proceso creativo, en los quiebros y requiebros que puede dar una idea desde el boceto inicial hasta que la obra felizmente acaba expuesta ( literal y metafóricamente) al público.
Es lo más fascinante de la creación artística, cuando entras en un bucle de interconexiones, los sentidos se agudizan y entras en estado de trance creativo. Mucha gente con frecuencia ve obras expuestas y se protege con corazas de rechazo e indiferencia cuando suelen decir que “no las entienden”, van a la exposiciones como quien va al bosque y solo sabe ver leña para el fuego. Y en parte pueden justificarse porque los procesos creativos quedan fuera cuando la obra se exhibe como “artilugio artístico” a la miradas. Pero si muchas de estas miradas supiesen algo más de todos esos procesos internos que desencadenan las obras artísticas en quienes las ejecutan , tal vez comprenderían lo cerca que pueden estar del artista por muy inaccesible que su obra pudiese parecer.
Cuando empecé a plantearme mi forma de participar, primeramente quise hacerme una composición de lugar e intentar recordar mis primeros encuentros con una enciclipedia en mi ya lejana pero añorada infancia. Y lo primero que me vino a la mente fue no propiamente una enciclopedia, auqnue así rezaba su título. Me refiero a la Enclopedia Álvarez de tercer grado, que un primo mio mayor que dejó los estudios tenía arrumbada por casa y me regaló cuando yo estaba cursando los primeros años de la EGB de entonces.
La Enciclopedia Álvarez fue una de las más conocidas "enciclopedias" escolares de las que se usaron durante el régimen de Franco, desde 1954 a 1966. Antonio Álvarez Pérez, su autor, era un maestro que ejercía en Zamora. Aunque ya era el comienzo de los años 70, muchas escuelas de pueblo estaban ancladas en las directrices ideológicas del régimen franquista. Esta llamada "Enciclopedia" era, como casi todo en aquella época, puro adoctrinamiento.
Yo entonces no lo sabía, evidentemente.
Mi abuelo ( republicano él ) alguna vez la tomó y leyó, no me dijo nada entonces pero seguro que le horrorizaría y le herviría la sangre de lo que pudiese leer ya que a él le apasionaba realmente la historia y precisamente una de las materias que más alteraciones sufrió en estos textos fue la historia, materia que se aprovechaba para la introducción de rancios valores políticos y patrióticos.
Conceptos como el "ser español", la justificación del golpe de Estado contra el gobierno legítimo de la República, que se denominaba "glorioso alzamiento nacional", y se mostraba como una gesta heroica contra los "rojos" o la tradición histórica del imperio español. Se buscaba la identificación de la juventud con la historia y a través de ella la identificación con la patria y con la raza. Igualmente, el papel la mujer aparecía abocado a la procreación, a las prácticas benéficas y las labores domésticas o familiares y por supuesto, a la "causa".
Valores que todavía, en pleno siglo XXI hay gente que parece añorar.
A mi la historia entonces no me atraía, al menos no tanto como los mapas o las estampas de animales. Mi conciencia política y de la historia aún tardaría un poco más en llegar . Era un niño y mi curiosidad, inmensa que saciaba con otra herencia cuasi "enciclopédica": la colección de cromos "Vida y color".
Hay recuerdos que trasladan de inmediato a una época, que tiran con irresistible fuerza de la memoria sentimental. y te devuelven ese universo feliz en el que todo está por descubrir y causa ilusión extraordinaria.
¡¡ lo que aprendimos los críos con aquellos álbumes !! Detallaban múltiples aspectos sobre razas, animales, anatomía, historia y muchas más materias. Tenían unos dibujos a todo color que a mi aquellos años se me antojaban fascinantes, realizados por magníficos ilustradores en las antípodas de las lustraciones escolares de aquella época cubiertas aún, en su mayoría, de la mugre gris del régimen.
Años más tarde al final de mi EGB comencé a frecuentar la casa de un amigote de clase (Joselito, le llamábamos) . Su padre era electricista y era familia acomodada, tenía una hermana que estaba estudiando en la Universidad y en su salón lucía uno de esos inmensos aparadores de madera maciza llenos de cachivaches y una voluminosa enciclopedia, esta vez de las de verdad, no recuerdo cual en concreto si era la Espasa , la Larousse o cualquier otra, tengo el vago recuerdo que eran volúmenes de color verde oscuro, pero no estoy seguro del todo. Lo que sí recuerdo con detalle es pasarme por casa muchas veces del amigo Joselito para irnos juntos al cole y mientras se vestía y terminada el desayuno yo abría al azar algunos de aquellos volúmenes y me ponía a leer o bichear lo que encontraba. Otras veces me iba directamente a las estampas de mapas que me fascinaban. Porque en mi casa ,de familia humilde de agricultores no había más libros que mis libros de texto de la escuela y los libritos de aritmética de mi abuelo, gran apasionado a resolver acetijos y problemas de matemáticas que aprendió de forma autodidacta en sus dos largos años de servicio militar. Mis padres también sabían leer y escribir aunque con limitaciones , especialmente más instruida en general era mi madre que fue a la escuela más tiempo que mi padre, que el pobre, en aquellos años de postguerra tan duros de su infancia tuvo que ponerse a trabajar en el campo siendo casi un niño.
En fin, hasta ahí esos primeros encuentros enciclopédicos en mi infancia....
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Pero entonces que se me cruzaron las lecturas dos libros , uno, el cuento de Borges "La biblioteca de Babel" y el otro, el fascinante libro de Irene Vallejo, "El infinito en un junto" que versa sobre el origen de los libros en el mundo antiguo y empecé a vislumbrar otras ideas, otras posibilidades.
Vuelta a empezar. Vuelta de tuerca.
En La Biblioteca de Babel el escritor argentino nos describe, a través de metáforas un universo eterno lleno de todos los libros que se han creado. En cierta forma, todo bibliotecario encuentra su justificación en la existencia de la biblioteca de Babel y en que ella guarda un único libro que es la suma de la sabiduría de los demás, con esa idea, la de un libro que sea una totalidad de toda la existencia se basa la argumentación de este cuento, que también es una alusión al relato bíblico del Génesis, cuando los hijos de los hombres realizaron una construcción tan alta que llegó al infinito, a los límites mismos del cielo. Mi proyecto, por tanto, bebe literal y metafóricamente de las fuentes de este relato
Empecé a obsesionarme con esa visión de miles de rollos de hojas de papiro que llenaban los estantes de la mítica Biblioteca de Alejandría, arrasada e incendiada en varías ocasiones y en varias ocasiones, resucitada de sus cenizas. Y todo empieza a literalmente a encajar: los rollos, las páginas de la enciclopedia, Borges, los espejos y hexágonos. De hecho, el título de la pieza está tomado literalmente de la primera frase. del cuento de Borges:
El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono se ven los pisos inferiores y superiores: interminablemente. […] Una de las caras libres da a un angosto zaguán, que desemboca en otra galería, idéntica a la primera y a toda.
Unos párrafos más abajo sigue describiendo esta alucinante biblioteca imaginaria donde entran en juego los espejos como duplicadores infinitos del espacio:
En el zaguán hay un espejo, que fielmente duplica las apariencias. Los hombres suelen inferir de ese espejo que la Biblioteca no es infinita (si lo fuera realmente ¿a qué esa duplicación ilusoria?); yo prefiero soñar que las superficies bruñidas figuran y prometen el infinito....
En este cuento se habla sobre la especulación de un universo constituido de una biblioteca de todos los libros posibles, en la cual sus libros están arbitrariamente ordenados, o sin orden aparente
Y en medio del proceso decido que las páginas de la enciclopedia arrancadas del volumen que me tocó en suerte, el número 33 correspondiente a los vocablos comprendidos entre Mari/Mech , vayan tratadas con aceite de linaza y enrolladas a modo de los viejos rollos alejandrinos pero en rodillos de cocina. Es significativo que el aceite, al transparentarse los textos de ambas caras de cada página, los haga ilegibles como de un idioma desconocido o intraducible, otro guiño a aquella Babel políglota que fatídicamente se vino abajo o se quedó a medio construir ante la imposibilidad de comunicarse las personas entre sí mientras la construían, según cuenta Biblia como castigo divino a la osadía humana.
Conforme iba arrancado pequeños libritos a mi volumen de la enciclopedia, dejaba al descubierto en el lomo el entresijo de hilos y costuras con los que iban cosidas las páginas. Y entonces pensé que sería buena idea tanto práctica (las páginas quedaban firmemente unidas y aguantarían bastante mejor el peso de los rodillos colgantes desde más de tres metros de altura ) como conceptual (el vínculo entre el rollo de papiro y el libro cosido) que dichas páginas fuesen cosidas unas con otras con la ayuda de una máquina de coser. La de mi madre. No se había vuelto a usar desde que ella faltó. Tanto la que yo usé (una eléctrica de pedal) como la que siempre tuvo y siguió usando, esa maravillosa Singer negra con filigranas doradas de rueda y pedal de hierro, cuyo traqueteo de horas y horas de paciente costura de mi madre ha sido de los más gratos recuerdos de la banda sonora de mi infancia. Por eso coser estas piezas para mi ha sido una suerte de sanación.
. Este círculo de hexágonos no solo es un guiño a la compleja arquitectura ideada por Borges para su gran biblioteca sino que también simbolizaría por otro lado a la misma etimología de la palabra “Enciclopedia” que viene del latín tardío «encyclopaedĭa» y a su vez de un inusual griego «εγκυκλοπαιδεια» (enkyklopaideia), error de lectura por «εγκυκλιος παιδεια» (enkyklios paideia) que podemos traducir por “educación para un círculo extenso” o más resumidamente como “educación redonda”.
El sentido que sean hexágonos y no otras figuras geométricas ya lo aclara el propio Borges en la descripción inicial de
su Biblioteca:
“Los idealistas arguyen que las salas hexagonales son una forma necesaria del espacio absoluto o, por lo menos, de nuestra intuición del espacio. Razonan que es inconcebible una sala triangular o pentagonal”
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