Chorretones, flores y círculos

Todo comenzó en un pasado muy muy lejano cuando un celebre pintor de la corte tuvo la genial idea de imitar las salpicaduras de un chorro de tinta goteando por el lienzo. Tanto gustó aquel nuevo estilo al rey que ordenó que todos los carteles oficiales estuvieran repletos de chorretones por todas partes.
Al poco la princesita se prometió en matrimonio y, el rey, ordenó al pintor, que además de los chorretones, todas las invitaciones estuvieran colapsadas por siluetas de ramas y flores saliendo de todas las esquinas.
Al año siguiente, se celebró un campeonato de tiro con arco y el pintor pensó que podría llenar los anuncios con muchos círculos concéntricos de muchos colores para que el pueblo analfabeto acudiera al evento. El rey felicitó al pintor por su ingenio y le recordó que no debía dejar de pintar también muchos chorretones y flores por doquier.
Un mal día el pintor murió y el rey ordenó que en su honor todas las obras futuras deberían estar repletas de chorretones, flores y círculos... bajo pena capital.
Dios se apiade de nosostros.

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