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¿Cómo nació y qué es el movimiento tropicalista de Brasil?
El tropicalismo influyó en la música, el cine, la arquitectura y el diseño y transformó el concepto de brasileñidad
Brasil. Corre el año 1967 y el país se encuentra en plena dictadura militar. La identidad cultural de un lugar tan diverso como Brasil está flotando, perdida. La Bossa Nova y la Jovem Guarda reinan y, aunque son mainstream, no representan los sentimientos y la expresión artística de un buen número de jóvenes.
En este contexto nace el tropicalismo, con sus canciones innovadoras, sus nuevas sonoridades y un gran deseo por crear una nueva identidad brasileña. El tropicalismo, la tropicália o el movimiento tropicalista, tal y como lo conocemos hoy, se inspira directamente de las ideas del poeta modernista Oswald de Andrade que, en 1928, creó el Manifiesto Antropofágico.
La antropofagia, aunque recuerda al canibalismo, para Oswald no era más que alimentarse de culturas extranjeras, de una serie de referencias e ideas que ayudaran a crear algo único, brasileño. Lo externo e internacional no debe ser ignorado, sino transformado en algo nuevo e incorporado a una cultura local y palpitante.
El movimiento tropicalista se apropió de este mismo concepto para crear un movimiento popular que abarcaba tendencias como el rock and roll, los sonidos psicodélicos, los ritmos brasileños y las expresiones artísticas locales para crear una nueva música popular brasileña (conocida también como MBP), un nuevo movimiento que pudiera representar a aquellos que no se sentían representados por la producción cultural de la época.
En el artículo "Antropofagia e Tropicália - devoción/devoción" [en portugués], el académico Júlio Cesar Diniz, doctor en Literatura Brasileña, señala que en lo referente a su estética, el tropicalismo destacó los contrastes de la cultura brasileña. "El movimiento pretendía superar las dicotomías arcaico/moderno, nacional/extranjero y cultura de élite/cultura de masas, que marcaron hegemónicamente el debate cultural en los años 60".
Inspiradas en la poesía concreta, las letras de las canciones innovaban creando juegos de lenguaje e imaginarios codificados que, en un contexto de dictadura, requerían de un bagaje cultural para ser comprendidos en su totalidad.
Fue en el 3er Festival de Música Popular Brasileira, en 1967, cuando el movimiento tropicalista tomó forma con "Alegria, Alegria" de Caetano Veloso y Gilberto Gil, junto a Os Mutantes con "Domingo no Parque".
En 1968, el disco Tropicália ou Panis et Circencis llegó al mundo como un manifiesto, reuniendo a artistas como Caetano Veloso, Gal Costa, Gilberto Gil, Nara Leão, Os Mutantes y Tom Zé, además de los poetas Capinam y Torquato Neto y el maestro Rogério Duprat. El disco sigue considerándose a día de hoy revolucionario, y es uno de los mejores de la música brasileña, ya que representa una nueva identidad nacional con expresiones artísticas únicas y transformadoras.
Además, aparecieron los primeros discos de Caetano Veloso y Gilberto Gil con varios clásicos como las canciones-manifiesto "Tropicália" (Caetano) y "Geléia Geral" (Gil y Torquato).
Además, de los primeros discos de Caetano Veloso y Gilberto Gil surgieron varios clásicos, como las canciones-manifiesto Tropicália (Caetano) y Geléia Geral (Gil y Torquato).
La intención de los tropicalistas era escandalizar y protestar contra el buen comportamiento de la música brasileña, y para ello comenzaron a expresarse a través del exceso, la ropa colorida, el pelo largo y una clara influencia del pop art y de la contracultura de la época.
Para la investigadora Ana de Oliveira, el movimiento representó un gran avance:
"Sus canciones componían una imagen crítica y compleja del país: una conjunción del Brasil arcaico y sus tradiciones, el Brasil moderno y su cultura de masas, e incluso un Brasil futurista, con astronautas y platillos volantes. Sofisticaron el repertorio de nuestra música popular, estableciendo en los discos comerciales procedimientos y cuestiones que hasta entonces solo se asociaban al ámbito de las vanguardias conceptuales."
A pesar del carácter libertario de la tropicália, el movimiento acabó siendo reprimido por el gobierno militar en 1968 con el encarcelamiento de Gilberto Gil y Caetano Veloso, que posteriormente pasaron un periodo de exilio en Londres.
Las influencias, sin embargo, permanecieron tanto en los lanzamientos de la época en las voces de Gal Costa, Jorge Ben, Jards Macalé y Tom Zé, como en la música brasileña a lo largo de los años 70 y 80, formando una identidad tan fuerte e icónica que se convirtió en un símbolo brasileño.
Gal Costa, considerada la musa del movimiento tropicalista, también representó el movimiento postropicalista con una postura más agresiva y melancólica en la interpretación de sus canciones. La mayoría de ellas, por supuesto, fueron compuestas por Gil y Caetano en el exilio.
Más allá de la música
No obstante, el que piense que las influencias de las ideas tropicalistas no fueron más allá de la música se equivoca. Para Julius Wiedemann, curador en jefe de Domestika, los años 60 fueron una década de transformación en varios niveles y disciplinas creativas.
"Un movimiento que comienza en el 67 y termina en el 68, como una filosofía libertaria, que pretendía modernizar Brasil en su pensamiento. La traducción de estas ideas, de este desprenderse de la intelectualidad y conectar más con lo que viene del pueblo, repercutió en muchos ámbitos. En realidad, comenzó en la música, con el liderazgo de Gilberto Gil y Caetano Veloso, pero pronto se trasladó a la poesía, la literatura, la arquitectura y el cine, entre otros. Ese momento representa una mirada en la que Brasil miró hacia Brasil. Una mirada hacia adentro", dice Julius.
Y si hablamos de influencias, no podemos dejar de mencionar a Hélio Oiticica, artista de performance, pintor y escultor cuya obra está marcada por un fuerte experimentalismo.
En 1967, una de sus obras, Tropicália, inspiró al compositor Caetano Veloso y marcó el ritmo de todo el movimiento cultural, que continuó en base a su estética. La obra Tropicália es una especie de laberinto sin techo que remite a la arquitectura de las favelas.
Para Julius Wiedemann, el lanzamiento del movimiento en el Festival de Música Popular Brasileña de 1967 fue el detonante para ampliar el concepto de valoración de la cultura nacional. "El nombre del movimiento, que se dio a través de la prensa, está influido por las artes plásticas del artista Hélio Oiticica. Por tanto, las artes plásticas ya constituían una parte importante del movimiento", dice.
Pero el curador en jefe de Domestika también hace hincapié en la importancia de observar la forma orgánica en que el tropicalismo se extendió a otras áreas: "En la arquitectura y el diseño de interiores, por ejemplo, destaca la incorporación del concepto de la alegría del entorno, algo que el Modernismo ni siquiera pensó en incorporar a su punto de vista. Los colores enérgicos, el uso de la madera, la artesanía, nuestras plantas y estampados, todo ello son elementos que vienen del tropicalismo para cambiar nuestra visión de todo lo que hacemos, sin perder de vista nuestro potencial. Estos aspectos se extendieron rápidamente a la literatura, el cine y otras expresiones artísticas".
El cine
En el séptimo arte, la película Terra em Transe (1967), del cineasta Glauber Rocha, inspiró a Caetano Veloso para crear Tropicália, que luego se convertiría en el movimiento que conocemos hoy en día. Hay muchos que dicen que el Cinema Novo, del que forma parte Glauber, es una especie de tropicalismo por su crítica social, pero su dificultad para dialogar con lo popular lo alejó del movimiento. Era demasiado difícil de entender para las masas.
Cuando en una entrevista para TV Manchete en 1968 se le preguntó a Glauber Rocha si se consideraba parte del tropicalismo, respondió:
"Lo que pasa con el tropicalismo es lo siguiente: cuando se estrenó Terra em Transe nadie hablaba de tropicalismo y mucha gente se burló de la película sin entenderla correctamente. Después, Caetano fue a ver Terra em Transe, la vio seis veces, e hizo esta canción revolucionaria llamada Tropicália. Luiz Carlos Barreto, al escuchar la música, le dio un nombre: Tropicália. El nombre se quedó. Entonces José Celso Martínez hizo una obra de Oswald de Andrade, O Rei da Vela, y me la dedicó. Caetano se volvió loco por O Rei da Vela y lanzó Tropicália. Tuvo un gran éxito, pero yo estaba en Europa. Cuando volví me encontré el movimiento en marcha, con muchos teóricos, críticos, precursores y enemigos. El tropicalismo es el movimiento más tropicalista que existe. Todo vale. Yo, de momento, estoy pensando en otras cosas, pero animo a los descubrimientos tropicalistas. […] El tropicalismo nos libera de las manías europeas y nos lanza al pánico carnavalesco de nuestro Brasil, donde la bossa convive con la palhoça. Solo de una conciencia herida nacerá algo”.
Lo más parecido a un cine tropicalista es el Cine Marginal Brasileño, que apareció más tarde. Para la investigadora Meire Oliveira Silva, de la Universidad de São Paulo, en el artículo Cinema Tropicalista ou as diversas conjecturas em torno do filme Macunaíma, este es el cine responsable de una nueva actitud frente al convencionalismo ligado a la alta cultura propagado por el Cinema Novo:
"Esta marginalidad se refiere a la búsqueda del diálogo con las masas —objetivo logrado en algunas pocas excepciones en el Cinema Novo con, por ejemplo, Macunaíma (1969), de Joaquim Pedro de Andrade— y de bucear en la cultura popular, en la chanchada, en la televisión, en el teatro de revista, en el cine erótico, en la vulgaridad y en la Jovem Guarda, es decir, en todos los tabúes evitados por la intelectualidad brasileña."
Diseño y arquitectura
En el universo del diseño, Rogério Duarte, diseñador e ilustrador, creó innumerables portadas de discos con estética tropicalista e incluso el famoso cartel de la película Deus e o Diabo na terra do Sol, de Glauber Rocha.
Pero también podemos hablar del diseño de moda o del diseño de interiores, donde las grandes influencias del tropicalismo son los colores vivos, los materiales naturales como la madera, la artesanía, las plantas y los estampados llamativos.
En arquitectura, Lina Bo Bardi representó las ideas tropicalistas, aunque no formaba parte oficialmente del movimiento, con la construcción del Museo de Arte Moderno de Bahía entre 1959 y 1964. Más tarde asumió la dirección del museo y sus actividades fomentaron la vida cultural de la ciudad de Salvador y tendieron puentes entre el arte, el Estado y la Universidad. El objetivo de Lina era eliminar la "cultura establecida" de la ciudad, abriendo el museo de forma gratuita al pueblo con el apoyo de la Universidad y de los estudiantes.
Según Vobi, una plataforma de arquitectura, el tropicalismo representa una tendencia para la arquitectura y el diseño de interiores en los últimos años:
"Este estilo nunca pasa de moda. Sin embargo, de vez en cuando, vuelve a caer en gracia del gusto popular, porque es un estilo típicamente brasileño cuyas principales características son la alegría y la versatilidad".
Cuando se habla de tropicalismo, siempre recordamos las composiciones de Caetano y Gil, la voz de Gal Costa y las obras que evocan una época concreta, pero que crearon una estética y una filosofía que influye hasta el día de hoy en la Música Popular Brasileña. Se trata, sin duda, de un movimiento inmortal.
Versión en español de @laura_bernal_m
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