¿Qué debo mirar cuando voy a un museo?
Dos expertos nos aconsejan acerca de cómo y en qué poner nuestra atención a la hora de recorrer un museo de arte
Ir a un museo es una experiencia particular. Sabemos que vamos a encontrarnos con mucha información, con mucha belleza e historia, pero no siempre sabemos qué uso darle a todos esos estímulos.
En general, quienes no somos especialistas en arte no estamos seguros de si realmente estamos haciéndolo bien, si fuimos capaces de apreciar lo importante o si tendríamos que haber reparado en algo más. Muchas veces, tampoco sabemos qué información deberíamos haber sido capaces de retener al final del recorrido.
Maria Lightowler (@maria_lightowler) es museóloga, docente de curaduría e historia del arte y consultora de coleccionistas. Julius Wiedemann (@julius_wiedemann) fue Editor Senior de diseño y cultura pop en la editorial Taschen y Chief Curator de Domestika. A ellos les pedimos consejos para entender qué significa visitar bien un museo.

¿Prepararse antes o dejarse sorprender?
María: Prepararse. Mirar el sitio web del museo antes podría facilitar las cosas. Actualmente, los museos cuentan con un modelo llamado visita expandida. Esto implica que, en ocasiones, proponen comenzar la experiencia de la visita previamente o incluso seguirla luego, con el acceso al catálogo on line, fotografías, comentarios y entrevistas a los curadores o artistas. Las visitas ya no se reducen únicamente a la experiencia que se pueda tener in situ, sino que la acción se complementa.
Julius: Prepararse. Saber en qué mundo estamos entrando optimiza el tiempo de aprendizaje. No debemos tener miedo de anticiparnos y perder la sorpresa: mirar algo en Internet o en un libro no se compara con mirar obras en vivo en un museo. Ahora que tenemos smartphones, aunque sea de camino al museo, en Wikipedia, debemos explorar. Si podemos adelantarnos al conocimiento de los periodos que vamos a ver, por ejemplo, podremos hacer conexiones con otras áreas, como la literatura y la política.

¿Alquilar audioguías o dejarse guiar por la información que hay en la sala?
María: Recorrer las exposiciones con audioguía es sin dudas un modo de visitarlas pero no el único. En general, un recorrido, secuenciado y pautado previamente debería diseñarse de modo tal que la información que haya en la sala ya sea suficiente como para comprender y aprender sin necesidad de las audioguías.
Julius: No son necesarias pero yo soy fan de las audioguías. Es que ofrecen una ventaja muy grande: estamos escuchando a alguien que ha profundizado mucho en un trabajo y que te cuenta el mundo en el que se generó esta obra. Además, hay muchos detalles en una obra que no se ven tan obviamente. Por ejemplo, los colores y las sombras son cosas que no analizamos mucho pero suelen tener una historia importante.

¿Dejarnos impactar sensitivamente por lo que vemos o esforzarnos por comprender?
María: Ambos. Sería bueno lograr encontrar un equilibrio entre el impacto visual intuitivo y el esfuerzo de comprensión, sin privilegiar ninguno sobre otro. Las obras son emergentes de un contexto histórico y de un paradigma artístico, por lo que es difícil propiciar una mirada homogénea, un sistema único de abordaje a la historia del arte.
Julius: Personalmente me encanta la idea de dejarme impresionar por el primer impacto visual e intentar analizar por qué estoy sintiendo lo que estoy sintiendo. El arte es el mensaje. Somos impactados por las emociones de lo visual primero y, luego, tenemos la oportunidad de parar e intentar comprender lo que está pasando. Para eso se necesita de tiempo e información y ahí podemos usar todo lo que haya a nuestra disposición.

¿Ir con un amigo o ir solo?
María: Como profesional, siempre prefiero la visita solitaria, a mi ritmo. Las veces que voy acompañada, propongo que cada cual haga su propio recorrido y luego reunirnos al final para conjeturar y sacar conclusiones en conjunto. Si vamos acompañados, es clave también elegir al amigo correcto para la visita.
Julius: Un buen ejercicio creo que es ir con amigos y que cada uno se sienta tranquilo para explorar a su ritmo y su gusto. El arte ofrece la experiencia conjunta pero también la individual. Creo que aquí no hay magia ni algo que sea mejor. Lo principal es que cada uno descubra en ese momento cómo puede aprender más. Y, al final, siempre podemos salir para tomar un café después y hablar de lo que hemos visto.

¿Hacer un maratón de obras o parar cuando perdemos la concentración?
María: Instituciones como el Centro de Arte Georges Pompidou en París proponen que la vista de una jornada completa a un espacio artístico debe ser intercalada con diversas acciones como visitas a una tienda de libros, el consumo de un refrigerio, un café revitalizante o el contacto con un concierto de música. Esta opción me parece la más realista para quienes no trabajan ni son profesionales de estos ámbitos: lapsus cortos, entrar y salir.. Si eso no está habilitado, es mejor recortarla en diferentes jornadas.
Julius: Ciertamente perdemos la concentración en algún momento. Yo prefiero ir a exhibiciones más específicas, y no tanto mirar el archivo completo de un museo. Mirar exhibiciones menores es más fácil porque tenemos una curaduría, hay alguien que hizo una mirada sobre el trabajo que no se había hecho antes. Con eso podemos concentrarnos mucho más en las obras. Y, como son menos obras, vamos a aprender más también.

¿Llevarnos mucha información concreta o llevarnos una “impresión general”?
María: En 1965, los artistas argentinos Marta Minujín y Rubén Santatonín, abrieron en el Centro de Artes Visuales Torcuato Di Tella de la Ciudad de Buenos Aires, un laberinto bastante exótico para el público oficinista que transitaba por la zona, que los sometía a diferente situaciones y escenarios. Cuando le preguntaron a la joven Minujín qué esperaba de la obra, enfáticamente resaltó que deseaba que los visitantes se sintieran transformados al salir de esa experiencia. Considero que aquella enunciación, que es una expectativa del arte contemporáneo en general, sigue vigente y vale para el encuentro con una obra o exposición. Salir diferente a cómo se ingresó, sentir que algo cambió. Que esa experiencia de la visita, despertó nuevos interrogantes.
Julius: De verdad, si nos acordamos de 10% de lo que hemos visto, es un montón. Creo que una visita se ha hecho bien cuando el impacto del trabajo que hemos visto se queda con nosotros por mucho tiempo. Cuando podemos mencionar algo a amigos y conectar con nuestra vida de todos los días. Esa es la clase de impacto que un artista quiere tener.

Un consejos extra
María: Mirar el entorno, no solo mirar las obras. Prestar atención a las fichas técnicas y los textos, que sirven para contextualizar lo que se está viendo. No sacar fotos a las obras, están en las páginas web de los museos y en catálogos con mayor calidad que los registros que podemos obtener. Si es posible tomar fotografía, vale la pena registrar la relación entre obras, que las obras escindidas de su entorno.
Julius: Creo que primero hay que tener tiempo. Eso es importante. No pensar que con 15 minutos ya vale. Todos nosotros necesitamos de más tiempo para absorber la información y conocimiento. Y después, intentar parar y pensar qué impacto ha tenido lo que hemos visto, qué significa eso para nuestra vida cotidiana y en nuestra relación con el mundo.
¿Qué te han parecido estos consejos de los expertos?
5 comentarios
microbians
Staff Plus@maria_lightowler @julius_wiedemann gracias me ha encantado el artículo y los consejos!
julius_wiedemann
Staff PlusGracias a ustedes!
maria_lightowler
@microbians gracias a ti, ojalá sirvan para enriquecer la experiencia de visita
sophiacasas
¡Muy interesante!
gabrielroizman
Muy buenas las recomendaciones!