El zoológico de papel de Gonzalo Calvo
La palabra origami tiene origen en los vocablos japoneses 'ori', que significa doblar y 'kami', que es la palabra que usan los nipones para designar al papel.
Japón es una potencia mundial cuando hablamos de papiroflexia, nos llevan siglos de ventaja a todo el resto de civilizaciones; la palabra, sin embargo, es universal. Se usa en muchos otros idiomas para describir al arte de crear esculturas de papel a través del simple plegado, sin usar tijeras ni pegamento. Muchos comenzamos nuestra andadura en este noble arte en el colegio, confeccionando rudimentarios avioncitos que, en el mejor de los casos, terminaban aterrizando en el cogote del compañero de dos filas más adelante, los mortales más avezados logran construir grullas o incluso ranitas que brincan. Pero lo que hace Gonzalo Calvo es de otro planeta.
Cualquiera diría que este madrileño no se dedica full time a plegar papeles hasta dar con la forma adecuada, pero Gonzalo Calvo en realidad es músico y las figuras de origami no son para él más que un pasatiempo del que se ha vuelto profesional.
Jugando con los, ya de por sí maravillosos trabajos que hace con el papel y la luz de un estudio improvisado, consigue dar vida a pequeños animales que, como en la película Toy Story, parecen haberse congelado cuando se han percatado de que un humano ha entrado en la habitación y deben parecer inertes. Resulta increíble la expresividad que consigue alcanzar simplemente plegando papel.
Gonzalo Calvo crea auténticos zoológicos de origami sin usar pegamento ni tijeras.
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