Hollybull: 33 artistas diseñan sobre los lomos de un toro
Lo bonito de los oficios es la capacidad que tienen de seguir sorprendiéndonos y adaptarse a los nuevos tiempos.
La Fábrica de Porcelana, una próspera empresa navarra, lleva 25 años en el negocio y su creatividad está en forma como el primer día. Su último proyecto, Hollybull, es un canto a la belleza del toro, un animal emblemático de la Península Ibérica que nace alejado de controversias ideológicas, únicamente ligado a la admiración por una especie tan noble.
Este proyecto quiere animalizar más que nunca a un animal que no se le ha dejado serlo, y al que hemos cargado de tantas connotaciones que ha dejado de ser uno más dentro de la madre naturaleza.
Para dar forma a este trabajo han contado con la colaboración de 33 artistas gráficos con los que han trbajado codo con codo para que sus creaciones se materializaran de la manera más fiel posible. Hemos hablado con los artífices de la idea y nos han contado algunos secretos sobre el proceso detrás de Hollybull.
El proceso de selección de artistas fue sencillo: invitaron a amigos, ex-compañeros e incluso a algún antiguo profesor cuyos trabajos admiran y les animaron a participar en el proyecto. A algunos otros no los conocían previamente, pero son fieles seguidores de sus obras.
Es gente a la que admiramos y nos hacia mucha ilusión ver su trabajo en una de nuestras piezas.
Relajaelcoco, Joluvian, Moruba, Pepe Gimeno, Sergio Mora, Alex Ferreiro, Carmen García Huerta, Hey Studio, Mr. Zé, Daniel Aristizábal son sólo un puñado de los colaboradores de lujo que han plasmado su arte sobre los lomos de un toro ibérico de porcelana.
Cada una de las piezas intervenidas fue amasada por los propios artesanos de La Fábrica de Porcelana y fabricada íntegramente en el taller que tienen en Navarra. Resulta complicado no implicarse en un proyecto como este, en el que el cariño y la dedicación es tan evidente.
El proceso no fue sencillo ya que, por lo general, ninguno de los artistas invitados había trabajado con porcelana antes, este formato y el material tienen limitaciones y el diseño debía ceñirse a ellas.
Desde La Fábrica de Porcelana les facilitaron una plantilla que sirvió para plasmar el diseño; casi todos se ciñeron a ella, aunque hubo que hacer algunas modificaciones en la pieza para satisfacer las necesidades de algunos de los diseños. Hubo quien se atrevió incluso a intervenir sobre la propia pieza.
Entendieron rápidamente las limitaciones que había en el proyecto a la hora de decorar las piezas, cada caso fue diferente.
El proceso de diseño y elaboración, aunque largo (duró casi dos años) fue relativamente sencillo gracias a la profesionalidad y predisposición de los colaboradores. Aunque trabajar con artistas de diferentes partes del globo tiene sus handicaps: el proyecto fue lo más parecido a una relación a distancia, con cruces de emails y llamadas de teléfono plagadas de limitaciones. Estas pequeñas piedras en el camino les han hecho aprender y todos están satisfechos con el resultado final.
Se han producido 10 unidades de cada una de las 33 piezas que conforman la colección de Hollybull. Las obras se han expuesto en San Sebastian y Barcelona. Actualmente y hasta el de noviembre pueden verse en la galería Pepita Lumier de Valencia.
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