15 ilustradoras colombianas que debes conocer
El auge de la importancia de la ilustración en todo el mundo es innegable, sin embargo, todavía existen lugares en los que esa influencia todavía no ha llegado con la fuerza suficiente como para calar hondo en la comunidad. Es el caso de Colombia, donde la ilustración no está considerada una carrera profesional como tal y en ocasiones se ve infravalorada. La mayoría de ilustradores colombianos se han formado de manera autodidacta o pertenecen originariamente a otras áreas como el diseño gráfico; y es precisamente por eso por lo que su trabajo tiene un valor tan importante, especialmente en el caso de las mujeres.
Muchas de ellas ven influenciadas sus obras por el paisaje, la cultura y el folclore colombiano, que debe servir como bandera a un colectivo que, con el tiempo, verá cómo su importancia crece. Eso sí, ninguna ha dejado de lado su estilo personal, que las han convertido en referentes a la hora de hablar de la escena de la ilustración femenina en Colombia.
Lleva casi dos décadas viviendo en Barcelona, pero su sangre es latinoamericana y eso se deja ver en todos sus trabajos; en los que el color, las formas y las texturas de la naturaleza se abren paso inundándolo todo de una fuerza y una belleza que transmiten la alegría y el optimismo propios de la ilustradora más famosa de Colombia.
Catalina Estrada reinterpreta el folclore de su país natal en clave de surrealismo pop, permitiendo que flora y fauna convivan en total armonía con personajes imaginarios en un hábitat que la artista ha plasmado en multitud de soportes y con el que grandes entidades como Paul Smith, Microsoft, Levis, Unicef, los ayuntamientos de Barcelona y Londres y del Gobierno de la India han querido colaborar.
Todas sus ilustraciones están repletas de pequeños detalles e historias que las convierten en obras vivas y muy actuales, aunque el tema sea completamente tradicional. A Paola Escobar la inspiración se la influyen los pequeños detalles y eso, junto al trazo y el dominio del color, casi siempre con predominio de tonos rojizos o terracotas, se ha convertido en su seña identificativa.
Flores, plantas y animales silvestres son los protagonistas habituales en las obras de Lorena Álvarez, que domina el arte de representar el aparente caos de la naturaleza a través de diferentes técnicas. Otro de sus personajes recurrentes son las niñas de ojos grandes e inocentes con los que descubren el mundo y que, en muchas ocasiones, muestran a los protagonistas de los cuentos infantiles que ilustra.
El trazo visible del lápiz es su rasgo distintivo, le sirve para ayudar a dar volumen y movimiento a sus ilustraciones, pero también le otorga un carácter personal del que no muchos pueden presumir. A Ana María López (más conocida como Cabizbaja, por la postura que adapta al dibujar) le habría gustado ser muchas cosas, pero decidió tomar el camino correcto y dedicarse al diseño y a la ilustración. Su objetivo es enfocar su trabajo hacia el desarrollo de sistemas que permitan la enseñanza de la ciencia y el arte de una manera más fácil y lúdica.
Es complicado poner palabras a las ilustraciones de una artista cuando hablamos de alguien tan prolífico y polifacético como Juliana Cuervo; lo que no es difícil es percibir esa inocencia en los trazos que sólo las personas que siguen conectados con su niño interior saben sacar a relucir. La obra de esta ilustradora y directora de cortos de animación está inequívocamente inspirada en Medellín, su ciudad natal y suele tener una fuerte vinculación con la naturaleza.
Con trazos dulces y tonos más bien apagados, la obra de Luisa Uribe se convierte en el claro ejemplo de lo que nos gustaría encontrar al abrir un libro infantil, pero su trabajo no se limita solamente a ese campo; sus ilustraciones han aparecido en revistas, periódicos, posters de publicaciones e instituciones de todo el mundo.
Los personajes que encontramos en las obras de María Fernanda Mantilla y los colores que la ilustradora utiliza para representarlos siempre están envueltos de un halo místico que nos induce a soñar con otros planetas en los que las sirenas existen, los árboles crecen bajo el mar y flora y fauna se funden creando maravillosos mundos irracionales.
La herencia grafitera es evidente en la obra de Ledania, sus ilustraciones han nacido para disfrutarse en formato grande, para convertirse en murales de varios metros con los que disfrutar a distancia y a los que admirar de manera fortuita, por la calle más que en un diminuto libro o detrás de un cristal enmarcado colgado en la pared. Sus obras son una explosión de color que parecen cobrar vida con solo mirarlas.
Como si de un collage ilustrado se tratase, las obras de Carolina Rodríguez (que suele firmar bajo el pseudónimo de Alterlier) muestran un universo en el que las figuras humanas se difuminan en galaxias y la naturaleza aparece como un elemento más en un mundo imaginario con tintes inequívocos de fantasía, surrealismo y ciencia ficción.
Quizás es gracias a sus estudios animación en 3D en Canadá que las ilustraciones de Sandra González siempre parecen estar contando una historia. A esta colombiana le basta una sola imagen para mostrarnos todo un repertorio de relatos que tienen lugar detrás de sus trazos inocentes y delicados. Las expresiones que vemos en sus ilustraciones, herencia de la necesidad de diseñar ella misma los personajes y decorados de sus cortos animados, tienen mucho que ver en esto.
A diferencia de muchos de sus colegas de profesión, Claudia Rueda llegó tarde al mundo de la ilustración. Aunque se entretuvo estudiando derecho, el cómic sobre Derecho Romano que presentó como tesis hacía presagiar cuál sería su futuro. No tardó en cambiar las leyes por los lápices y convertirse en ilustradora de libros infantiles. Actualmente es autora de más de 30 libros, traducidos y publicados en todo el mundo y ha sido nominada a los premios Hans Christian Andersen en la edición de 2016.
Las obras de Marcela Bolívar parecen salidas de un cuento de hadas. Los fantasmagóricos colores, en un perfecto equilibrio entre las luces y las sombras, parecen mantener todos los elementos en un continuo levitar con una apariencia tan frágil que podría desaparecer con un simple parpadeo.
María Camila Bernal Toro se inspira en las pequeñas historias cotidianas para transformarlas en extraordinarias a través de sus ilustraciones. En su obra ocupan un lugar predominante las figuras femeninas y la naturaleza, representadas siempre como un caos ordenado y gran observancia por los detalles.
Se autoproclama apasionada del diseño gráfico y la ilustración, lleva toda la vida dedicada a los lápices y ha prestado sus creaciones para ilustrar historias infantiles que se han publicado en editoriales de todo el mundo. Su estilo siempre va ligado a una historia y sirve como medio para destruir barreras a la hora de hacer llegar las palabras a diferentes países o culturas, pues la ilustración es un lenguaje que tiene alcance global.
Cecilia Ramos es la mente y las manos detrás de 'La Ché', esa ilustradora capaz de dibujar todos los pensamientos que se te pasan por la cabeza a lo largo del día. Sus viñetas se publican en el periódico El Espectador de Colombia desde el 2016 y recopilan, no sabemos si de manera autobiográfica, situaciones en las que no es difícil sentirse identificado.
El potencial colombiano en lo que a mujeres ilustradoras se refiere es innegable ¿puedes elegir tu favorita?
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