Viki Ospina: Pionera del fotoperiodismo colombiano en Domestika Maestros
Conocemos la artista detrás de la cámara que ha capturado los últimos 50 años de historia del país
Cuando Viki Ospina empezó a hacer fotografías, ser fotoperiodista y mujer eran dos cosas prácticamente incompatibles: fue ella, junto a otras fotógrafas que han luchado durante décadas por reivindicar su papel en la industria, la que consiguió que poco a poco las mujeres encontrasen un hueco en la profesión. Al mismo tiempo, Ospina consiguió capturar a través de la lente de su cámara todas las contradicciones y contrastes sociales de la historia reciente de Colombia.
La fotógrafa nos recibe en su estudio para iluminarnos con toda la sabiduría acumulada tras décadas de trabajo constante. Apasionada por capturar la verdadera esencia de las cosas y también por transmitir todo lo aprendido a lo largo de su extraordinaria carrera, Ospina repasa los momentos más importantes de su vida en el siguiente vídeo.
La primera mujer del fotoperiodismo colombiano
Desde muy temprana edad, Viki Ospina fue introducida al mundo de la fotografía gracias a su madre, quien la invitaba a cumpleaños y primeras comuniones para tomar las fotos de estos eventos sociales en el barrio El Chicó en Bogotá. Desde entonces la pequeña fotógrafa se interesó por el mundo de la imagen.
Con apenas veinte años, luego de culminar sus estudios universitarios en Filosofía y Letras en Madrid, Ospina se compró una Canon F-1 y empezó a tomar fotografías de todo lo que la rodeaba, pero sin ninguna verdadera aspiración profesional; solo se interesó desde muy joven en retratar la realidad cotidiana a través de un objetivo fotográfico. Jamás se imaginó que llegaría a dedicarse a ello profesionalmente: era muy extraño ver a una mujer fotógrafa.
De regreso en su natal Colombia, un día decidió intercambiar roles con otro fotógrafo que iba a cubrir una manifestación: él se encargaría de la sesión que le tocaba a Ospina (unas fotografías en un club) y ella iría a hacer las fotos de las protestas.
Sus fotografías marcaron toda una época
Era 1970, un año convulso en el que el candidato conservador Misael Pastrana Borrero era elegido presidente, lo que desató una ola de revueltas y protestas sociales que alegaban fraude electoral. Es en ese contexto donde Viki Ospina, casi por arte del azar, retrata una de las fotos de represión más emblemáticas de la época, la de un policía golpeando a un estudiante. Al día siguiente, la foto aparece en primera plana en el diario El Periódico, lo que logra sellar definitivamente la carrera de Ospina como reportera gráfica en un oficio dominado predominantemente por hombres.
Durante la década de los 70, Ospina trabajó como fotógrafa y periodista con diversas publicaciones nacionales, como El Periódico, El Tiempo, El Siglo, Tribuna Roja y la Revista Cromos, para las cuales documentó extensamente en varias series los movimientos sociales que vivió Colombia por parte de una generación agitada y rebelde. En los años 80, Ospina también colaboró como fotógrafa stringer para Reuters, la prestigiosa agencia internacional de noticias, para la cual documentó la toma del Palacio de Justicia en Bogotá en 1985 por parte de grupos armados guerrilleros.
Una trayectoria dedicada a capturar la injusticia social
A lo largo de su carrera Ospina tuvo la fortuna de recorrer todo el territorio colombiano reportando sobre temas sociales, haciendo las veces de periodista y fotógrafa, y documentando de cerca los rostros de los protagonistas de aquellas historias, con especial énfasis en poblaciones vulnerables. Uno de sus reportajes más destacados y a la vez polémicos tuvo el nombre de “Más vale una palma africana que la vida de un obrero colombiano”, que además le costaría su salida del diario El Periódico. Con varios meses de embarazo, Ospina viajó al interior de Colombia por los departamentos del Cesar y Santander para documentar las malas condiciones laborales a las que eran sometidos los trabajadores de una empresa extractora de palma.
El minucioso reportaje de Ospina evidencia el asesinato de un líder sindical y el injusto encarcelamiento de cinco trabajadores más. Después de la publicación del reportaje en 1972, Ospina es despedida por temor a las posibles represalias contra el diario; este evento no solo no desalentó a la fotógrafa, sino le dió mayor fuerza para continuar su labor periodística denunciando historias de injusticia social sobre la clase trabajadora y los más desfavorecidos en Colombia.
Uno de los temas más salientes en la obra de Viki Ospina son los retratos de niños, en particular niños trabajadores en situación de calle. En la revista Cromos en el año 1975 publica un reportaje sobre niños obreros y vendedores en las calles del centro de Bogotá, donde logra retratar la ternura y aparente ingenuidad de niños que parecieran desconocer su estado de vulnerabilidad y desamparo.
Una visión única y cotidiana de Colombia
Dentro de su obra, la fotógrafa también ha retratado a personajes icónicos como al ídolo del fútbol brasileño Pelé, así como al escritor colombiano Premio Nobel Gabriel García Márquez. Sin embargo, Ospina siempre le interesó más fotografiar a la gente corriente viviendo su día a día: ante el objetivo de su cámara han desfilado todos los contrastes y contradicciones de la sociedad colombiana del siglo XX. Desde las mayores alegrías hasta las más profundas tragedias, Ospina ha construido una mirada única a lo largo de sus cincuenta años de carrera que sirve de espejo de la idiosincrasia colombiana.
Para ella, un retrato, sea de un personaje conocido o de una persona corriente, debería ser capaz de revelar la esencia más profunda del ser humano. Un proceso al que ella se entrega desde lo analógico: Ospina nunca ha dejado de trabajar en este formato, que le permite apreciar más la materialidad de las imágenes, trabajarlas hasta el final y controlar todo el proceso.
Fotografiar es cultivar una mirada
Ospina está convencida de que hacer fotografías es una vía extraordinaria para transmitir al resto del mundo nuestra visión personal de las cosas, pero sin olvidar nunca que no hay que entrar en la profesión pretendiendo hacerse famoso: para ella, la fotografía es un oficio más, pero un oficio al que, si uno quiere, puede entregarle la vida.
"No estás en la vida para colmar las expectativas de nadie: tienes que ser tú mismo, siempre".
La fotógrafa tiene como filosofía “estar de blanco ante la vida”, es decir, tener la flexibilidad y apertura de observar la vida frente a ti con todos sus matices y contradicciones, liberarse de los prejuicios y recibir la información y las imágenes que te arroja el mundo con los brazos (y ojos) abiertos.
En ese sentido, Ospina ve en su oficio una manera de conectar íntimamente con la experiencia vital de su entorno, y especialmente, de las personas que habitan su universo. Para ella, la fotografía “es mi forma de aislar de la realidad lo que me atrae, y las imágenes que veo me hacen entender el universo. Siempre es la vida la que ha estado presente en todas mis fotos.”
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