Jordi Labanda, el ilustrador que retrata la estética de toda una generación
El reconocido ilustrador nos abre las puertas de su estudio para hablarnos de su universo inconfundible y su proceso creativo
Su primer trabajo en España fue para el periódico La Vanguardia y casi no se lo creía. Fue un “sueño cumplido”, pues para él este diario suponía un referente en el que grandes ilustradores se colaban entre sus páginas. Esta colaboración, que se inició en 1994 y que continúa a día de hoy, marcó un antes y un después en su carrera. De ahí en adelante, sus personajes pasaron a formar parte del imaginario colectivo integrándose y estableciendo el universo Jordi Labanda. Tras 25 años de carrera profesional, Jordi Labanda (Uruguay, 1968) estrena su primer curso online, Ilustración Lifestyle: da voz, color y expresión a tus personajes, en el que comparte sus trucos para lograr ilustraciones sugerentes que conecten con la audiencia. Sentado en su estudio, nos explica su trayectoria, sus métodos de trabajo, quiénes son sus personajes y las claves para ser un buen ilustrador:
Jordi Labanda antes de ser Jordi Labanda
El ilustrador nos confiesa que encontró su voz muy rápido: tan pronto como encajó en la movida barcelonesa de los 90, auspiciado por una época en el que el diseño, la moda y la electrónica estaban transformando la ciudad. Tal vez por ello, la escalada entre graduarse en diseño industrial y publicar en grandes cabeceras fue meteórica.
En ese momento tenía un mundo interior tan rico que enseguida todo salió a la superficie. No tuve que esforzarme demasiado en encontrar la voz, ya estaba ahí y salió.
Con una carpeta repleta de trabajos entre sus brazos, fue llamando a diferentes puertas hasta que encontró a sus primeros clientes editoriales, las cabeceras principales en Cataluña y Nueva York, La Vanguardia y The New York Times, respectivamente. Actualmente sus ilustraciones visten las páginas de Vogue Japón o Harper’s Bazaar; ha colaborado con firmas como Louis Vuitton y Tommy Hilfiger y sus personajes han protagonizado una gran variedad de productos y campañas, incluso el póster de la última película de Woody Allen.
Labanda ha sido capaz de crear una conexión intergeneracional: su trabajo ha generado un hilo de comunicación muy directo con la gente. Como él mismo constata, se gestó un deseo de recibir sus escenas, como si la sociedad estuviera esperando a que algo así apareciera para que les gustase.
Sofisticación y elegancia: la esencia estética
Algunas de sus ilustraciones parecen haber sido realizadas de forma totalmente digital, pero la realidad es otra: su proceso es plenamente artesanal. Desde sus inicios, siempre ha utilizado el gouache; y después, una vez finalizada la ilustración, cuando se escanea la obra, realiza un poco de retoque digital. Es con el gouache con el que se siente más cómodo y con lo que más disfruta, pues consigue que sus habilidades técnicas brillen más.
Me gusta mucho la gama de colores que me proporciona, los tonos empolvados, disfruto cuando el pincel se desliza cargado de gouache, es como untuoso y placentero. Te permite, por su opacidad, retocar fácilmente y que los colores queden muy bien definidos
El universo de Jordi Labanda es fácilmente reconocible, aunque sus personajes han trascendido de las ilustraciones a muchos otros formatos. Detalles como su estética hedonista y tecnológica de estilo sofisticado continúan frescos tras 25 años. ¿Pero de dónde salen y en quién se inspira para crearlos? Sus creaciones tienen una estrecha relación con la ilustración clásica de los años cincuenta y sesenta, con la elegancia que se respiraba en la publicidad de grandes firmas como Dior dibujadas por René Gruau y en la cultura pop también de finales de los años sesenta y principios de los setenta.
La burguesía como fetiche y punto de partida
Más allá del recurso estético, Jordi Labanda ha trabajado mucho el humor gráfico a través de los valores y el texto que acompañan y atavían a sus personajes. Un juego que tiene que ver con aquello que transmiten sus protagonistas y los arquetipos que les rodean, entre los que se pueden detectar comportamientos como la prepotencia femenina, la tiranía de los niños, la desorientación masculina, la frivolidad y la trascendencia de la belleza -entre otros- que giran alrededor de a una clase social: la burguesía. Sus problemas siempre le han interesado. Entre la crítica y la alabanza, Jordi admite encontrarse en la ambivalencia:
Para expresar las cosas y dudas existenciales que quiero tratar, que no dejan de ser problemas del primer mundo, los mejores actores y los mejores escenarios son los que dibujo.
En este contexto, la reflexión siempre viene antes y el dibujo es el que se acomoda al mensaje.
Empaparse de cultura: la clave para futuros ilustradores
Jordi se mantiene crítico ante el acelerado ritmo de la sociedad actual. A su parecer, todo se quema muy rápido y se sorprende de la facilidad en la que aparecen las modas y las tendencias, sin que la gente repare en que estas corrientes no son más que refritos de generaciones pasadas.
Consciente de la dificultad que tienen algunos artistas para desarrollar una carrera de larga trayectoria por dicha aceleración, hace una llamada a la acción desde la propia cultura, a escuchar la voz interior de cada uno, a escudarse en la lectura y el cine. Este es el único consejo que lanza a los ilustradores: a más cultura, más poder.
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3 comentarios
clarisaquintero
Qué talento!
rossam
Hace años sigo el trabajo de Jordi y puedo considerarlo como un ícono importante a seguir desde mis inicios como diseñadora, ver su trabajo me motiva más!
marianilustra
PlusMe encanta su temática, los mensajes que pueden leerse en cada pieza y el mimo que muestran sus ilustraciones. Es maravilloso.