Domestika Maestros: Pepe Gimeno

Hablamos con Pepe Gimeno sobre la importancia de atreverse y de guardar toda clase de conocimientos dentro de la mochila de creador
Ha sido capaz de compaginar su obra artística con su papel como diseñador gráfico durante más de 40 años y todavía tiene una vitalidad incansable para seguir creando y aprendiendo cosas nuevas. Asegura que si hace algo durante mucho tiempo se acaba aburriendo así que no puede parar de probar, retarse y experimentar.
Mantener el equilibrio trabajando para otros y para ti
¿Cómo logra uno “mantenerse en forma” en el diseño? Probando, descubriendo y poniéndose nuevos retos. Pepe Gimeno nos habló de la importancia de aburrirse de lo que uno hace para cambiar, para aprovecharlo como oportunidad de innovación.
En sus años de experiencia ha trabajado para grandes marcas como Roca y ha realizado muchos proyectos para su ciudad, Valencia. Todos ellos han brillado por su capacidad de adaptación y su versatilidad. Esa es una de las razones por las que el diseñador hable de la gráfica como ese arte que busca dar solución a los problemas a los que se enfrenta el cliente o la marca.

Para que un diseñador tenga a su alcance múltiples herramientas para alcanzar esos objetivos y retos que plantea el diseño gráfico es importante que tenga una mochila cargada de conocimientos, para que pueda ponerlo en práctica en cada uno de sus encargos. Esta mochila solo se puede conseguir de una forma: trabajando para uno mismo y no solo para los demás. Es el lado de Pepe Gimeno que se dedica a la plástica, su obra más personal y que tanto le ha inspirado a lo largo de esos años. Un flujo de creación que se retroalimenta, confiesa, sin llegar nunca a detenerse.

El diseñador, un dios con miles de brazos
Pepe reconoció que es muy difícil definir a un buen diseñador gráfico pero que si de alguna forma debía imaginárselo era como un dios con miles de brazos. Aseguró que un diseñador debe saber de todo, no tiene que ser un experto en todas las áreas pero tiene que tener cierto control de varias. Es decir, tiene que ser empático para comprender las necesidades del cliente; pero también práctico y funcional; y a la vez no puede olvidar ser un buen gestor, es imposible no pensar en la parte económica.
En definitiva, que un diseñador puede ser mil personas a la vez, pero sin olvidar que todas ellas tienen que tener en común la pasión por su trabajo. Sin esa ilusión y ese deseo, sería mejor cambiar de oficio.


1 comentario
ElVaca
Me encantó, un maestro Pepe.