El arte que inspira a María Luque
Con su más que reconocible estilo y una paleta de color deslumbrante, María Luque se inspira en el arte y en el día a día para crear pinturas e ilustraciones únicas
Las pinturas e ilustraciones de María Luque tienen algo de infantil y es que esta artista argentina es una de esas rara avis que desde que eran niños nunca dejaron de dibujar. Y en efecto, aunque Luque no proviene de una larga estirpe de artistas o creativos siempre tuvo claro que las artes plásticas eran su presente y su futuro. El arte, no obstante, sí está relacionado de alguna manera con su historia familiar; su tatarabuelo Teodosio fue el médico encargado de amputar la mano del artista argentino Cándido López durante la Guerra del Uruguay para salvarle la vida y este episodio le sirvió a María Luque para conocer más a fondo la obra de su paisano, enamorarse de ella e inspirarse para su primera novela gráfica: La mano del pintor. En ella Cándido López se le aparece en sueños a María Luque y le pide que le ayude a terminar sus pinturas, le enseña a pintar al óleo y a cambio ella le enseña a hacer fanzines y a tomar helado.
Muchas de las ilustraciones de María echan la mirada hacia el arte, como aquellas en las que imagina escenas catastróficas ocurridas en exposiciones de Marina Abramović, Basquiat, Courbet o Matisse (réplica de las pinturas originales incluida) pero también se inspira en momentos cotidianos. Cuando decidió renunciar a su trabajo en una agencia de publicidad y dedicarse al mundo de la ilustración y la pintura por cuenta propia vivió durante un par de años cuidando las casas de sus amigos mientras estaban de viaje, fue durante esa época cuando nació Casa Transparente, su segunda novela gráfica, en la que retrata la cotidianidad de la vida diaria en casas que habitó durante períodos cortos y largos de su vida.
También con la mirada puesta en el arte ha creado una serie de exvotos en los que pide favores divinos a algunos de sus pintores favoritos como Sonia Delaunay, David Hockney, Kazimir Malévich o Tsuguharu Foujita. Con una trayectoria tan longeva que se remonta hasta su niñez, María Luque ha ido marcándose rasgos que definen y hacer perfectamente reconocible su estilo: como una coloridísima paleta cromática, perspectivas imposibles, el uso de técnicas tradicionales y un característico nivel de detalle que permite al espectador conectar de inmediato con la escena que tiene delante. Las obras de María Luque tienen, además, un sentido del humor muy particular que muchas veces termina de comprenderse al conocer el nombre de las pinturas e ilustraciones que realiza.
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