Mi Proyecto del curso: Introducción al storytelling personal

Mi Proyecto del curso: Introducción al storytelling personal.
Por Belén Herrera.
Me llamo Belén Carrillo, muchas personas suelen recordar mi nombre porque les recuerda a la canción navideña de Campanas de Belén, y me la cantan muy seguido para esas fechas, o todo el año. Tengo 20 años, soy estudiante de arquitectura, pero mi más grande pasión es la escritura.
Desde que tengo memoria me ha gustado mucho crear historias de fantasía, magia, mundos que no conocemos; hacía historietas, dibujos, cuentos, jugaba con mis propias historias, y creo que ha sido algo que siempre ha estado presente en mi vida, aunque no termino de comprender por qué.
Lo principal que alimenta mi imaginación desde pequeña han sido los libros y las películas, pero fueron en específico dos las que marcaron mi infancia y me hicieron aventarme a escribir una historia como tal. La primera película de Las Crónicas de Narnia era y es hasta el día de hoy uno mis filmes favoritos, cuando eres niño, es fácil identificarte con los hermanos Pevensie, y querer vivir todas esas cosas extraordinarias y mágicas, esta podría decir que fue mi más grande influencia cuando era más chica, pero luego salió Alicia en el País de Las Maravillas, dirigida por Tim Burton; en ese entonces yo tenía diez años, y recuerdo muy bien que decían que no era una película para niños, lo cual solo hacía que mi interés por verla fuera mucho mayor, al final sí la fui a ver, recuerdo muy bien que íbamos mi mamá, mi hermana menor, y mi hermana mayor con unas amigas suyas. No había mucha gente en la sala si mal no recuerdo, y los colores de la película eran muy fríos y oscuros, característico del director, y como la sala también estaba a oscuras, todo eso me hacía sentir como si yo estuviera dentro de la película, y fue muy emocionante, despertó un sentimiento muy grande y peculiar en mí.
A pesar de las críticas tan mixtas que tuvo, a mí me fascinó desde el principio hasta el fin, incluso la canción que Avril Lavigne sacó, la escuchaba todo el tiempo.
Desde ese día, en mi cabeza comencé a formular una historia que no escribí en papel sino uno o dos años después. Escuchaba una pieza del back soundtrack de la película de Narnia (Evacuating London por Harry Gregson-Williams), y la idea se vislumbró ante mí tan clara como el agua.
Comencé a escribir entonces sin que nada me parara, y aunque creí que a los 16 o 17 años pararía, no lo hice, al contrario, me gustaba mucho más, pero entonces llegó el estresante momento de escoger carrera.
Fue un período de mi vida marcado por la confusión, la frustración, y hasta enojo por no poder estudiar algo relacionado a la escritura, porque no es un trabajo real, no en donde vivo, puesto que la ciudad se dedica mucho a la industria, empresas en todos lados, escribir aquí es casi un sinónimo de morirte de hambre.
Sin tener muchas opciones, en realidad, elegí entre psicología y arquitectura, a la segunda, y tiene muchísimos aspectos que me gustan, aunque consume casi todo mi tiempo, y he pasado semanas sin escribir; al final del primer semestre, quería salirme de verdad, era muy pesado y no había tocado a mi cuaderno en mucho tiempo. Pero con el tiempo he aprendido a organizar mejor mi tiempo, a pesar de que el conflicto sigue allí.
He escrito incluso durante mis momentos más duros, porque tengo el sueño de publicar algún día, y que a alguien le sirvan mis historias en las que he puesto todo de mí. No he parado, y no voy a parar porque mis convicciones y mis sueños son más grandes que mis obstáculos o mi falta de tiempo.