Crónicas Polacas II: Varsovia ( 2ª Parte )
by Manuel Pérez Báñez @manuel_pb
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Día 2 (Continuación de la primera crónica)
Mientras tanto la tarde se cerró en lluvia. Mario, que estuvo más o menos bien durante la visita de la mañana, volvía a tener algo de fiebre. Paramos a tomar café y tarta en un coqueto y pequeño local del casco antiguo y de paso, decidíamos en qué ocupar la tarde de lluvia.
Acordamos volver a coger el coche y encaminarnos a visitar el barrio de Praga al otro lado del Vístula, por tanto algo alejado del bullicio turístico del Staremiasto (el caso antiguo).
Praga es un barrio algo menos espectacular que el centro histórico, ya que está en fase de "reconversión" como barrio obero, pero muy interesante, ubicado al otro lado del Río Vístula, con bloque de viviendas que se salvaron milagrosamente de la masacre de los bombardeos nazis del resto de la ciudad, donde por cierto, muchos polacos no perdonarán nunca a los soldados “aliados” rusos - que estuvieron apostados en las afueras del barrio de Praga- que no movieran un dedo mientras gran parte de su ciudad quedada en ruinas. Pero bueno, ésa es otra (triste) historia de Varsovia.
Lo cierto es que es un barrio muy distinto a lo que habíamos visto de la Varsovia histórica . Los vestigios de la historia y del pasado reciente de la época comunista aquí eran bastante evidentes y en parte aún quedan vestigios en algunos austeros murales publicitarios ya casi despintados, con restos de rótulos en ruso (imagen de arriba).
De hecho, la Praga varsoviana fue tiempo atrás desde los años 60 hasta finales de lo 90 una de las zonas decrépitas que mantenía intacta esa esencia de barrio cutre, destartalado, con edificios grisis y descuidados, algunos de ellos aún conservan incluso impactos de bala y metralla en sus muros , como he intentado captar en la fotografía superior. Por doquier te encuentras con solares y naves en ruinas (fotografía inferior) junto a otros eficios de porte más moderno, en un llamativo constraste.
Así era Praga, hoy en día es otra cosa, porque es aquí donde el espíritu bohemio y artista de la ciudad ha encontrado su lugar. Las frías paredes grises han dado paso a pinturas y murales improvisados, en un intento de traer un poco de espíritu a la zona. Esos murales y dibujos que uno se va encontrado de forma irregular, entre tanto gris , cemento y ladrillo, resaltan y brilla con inusual fuerza... también eso intento reflejar en algunas de la instantáneas que he tomado ...
Cuando uno camina por Praga se percata de ello, los jóvenes polacos quieren recuperar el barrio y aglutinar de nuevo todo lo que Praga dejó de tener. Los artistas la eligen como residencia, la gente joven también, nuevos cafés abren sus puertas en un llamamiento por dotar de vida al barrio.
Se ve mucho ambiente en las calles principales y aledañas , como la fotografía que encabeza esta crónica.
Ahora Praga ofrece un ocio diurno y nocturno que ninguna otra zona de Varsovia puede dar. Más alternativo, más artista y menos mediatizado por las modas y tendencias. Praga va a otra historia. Si bien es cierto que hace bien poco no recomendaban a los turistas acercarse allí (mismamente la guía del freetour nos lo decía) por la noche, ahora la cosa parece haber cambiado, con la nueva vitalidad y ambiente del barrio, con una floreciente oferta cultural, fruto de la reconversión de muchas de sus infraestructuras y edificios industriales en modernos espacios de ocio y cultura: tiendas de diseño, cines, teatros, modernos restaurantes , salas de exposiciones, talleres y un sinfín de oficinas alternativas.
Allí, encontramos una emergente zona de ocio llena de grandes naves industriales y almacenes de ladrillo rojo conocida como el Soho Factory ( una especie de Matadero Madrid).
En el Soho Factory se encuentra el curioso Museo del Neón (NeonMuzeum ) que muestra una interesante colección de piezas originales de neón única a escala europea. Neones como los que había en Polonia en los años 60 y 70 del siglo XX, no los hubo en ninguna otra parte .
Como dato curioso, aunque por desgracia no lo pudimos visitar porque a esa hora de la tarde ya estaba cerrado, por lo que he leido, los anuncios de neón en la Polonia socialista desempeñaban una función diferente a la que estos desempeñaban en los países capitalistas. Mientras en El Occidente su función siempre ha estado dirigida a la publicidad, en la República Popular de Polonia, en la que no operaba el mercado libre, estos desempeñaban una función informativa, y prestigiosa. Como resultado de la conocida como campaña de la neonización, controlada por los órganos de poder, los neones fueron colocados en espacios públicos siguiendo un plan cuidadosamente pensado. Fueron diseñados para todo un conjunto de calles de modo tal que formaran parte integral de la arquitectura, en sincronía común de alturas y colores, y sin que ninguno se destacara sobre los demás. Los neones polacos fueron diseñados por conocidos artistas gráficos, artistas plásticos, y arquitectos. Casi todos los neones de ese período poseen un gran valor artístico.
Lástima no haberlo podido disfrutar ...
Sin duda, el auge económico de los 90 ha propiciado un boom o revival cultural que se manifiesta en la recuperación de las viejas y deterioradas zonas industriales del extraradio como espacios culturales, galerías de arte, restaurantes alternativos, tiendas de diseño, oficinas, talleres y multiples negocios alternativos. Todas las fotografías siguientes están tomadas durante un paseo a pie por sus inmediaciones, aunque a esa hora no había mucha actividad a media tarde . Suponemos que de noche o en horario matinal se animaría algo más ...
Decidimos hacer una escala y tomar un respiro (léase, una buena pinta de cerveza polaca ) en un terraza de la zona. Parece que se celebraba algo en el barrio , porque había mucha decoración de banderolas y puestos callejeros de comida y bebida en algunas calles. En algunos locales había presentación de libros, recitales, música, etc. En fin, mucha animación festiva y cultural.
Pero tras un día intenso (la vida del turista es mu dura) estábamos agotados y no estábamos para fiestas, así que decidimos que ya era hora de volver a casa y cenar algo ya de paso o en el hotel. Como a Mario seguía subiéndole la fiebre, decidimos antes llevarlo a un moderno hospital pediátrico , afortunadamente cercano al hotel. La atención médica fue muy muy buena, le hicieron un reconocimiento previo nada más llegar, aunque, eso si, debimos esperar muchísimo a que miu hijo fuera atendido, creo que hasta que no se atendió a todo el personal que estaba en urgencias, no nos tocó el turno pero bueno.... El tiempo de espera se hizo eterno, y nos moríamos todos de hambre, el resto de la comitiva esperaba fuera en el coche. Finalmente lo reconocieron (exhaustivamente) y nos tranquilizamos un poco porque además, con la medicación la fiebre le había remitido un poco. Pero era ya casi medianoche y afortunadamente aún en el hotel tenían la cocina abierta, así que comimos , más bien devoramos lo que nos sirvieron. Y a descansar para afrontar el día siguiente con renovadas energías, ya que debíamos madrugar para encaminarnos a nuestro próximo destino: Wroclaw, tal vez más conocida en castellano como Breslavia, Capital Europea de la Cultura este año junto a San Sebastian, por cierto. Pero eso será ya otra crónica, la tercera o la cuarta, porque tambien hicimos alguna escala interesante por el camino …
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