Jesús Rodríguez es un mago
by Manuela Moore Rueda @manumoore
- 96
- 0
- 0
Si el estudiante Harry Potter es aplaudido por hacer magia en la ficción, Jesús Rodríguez –estudiante de Administración de la UCAB– debería ser admirado por hacer magia en la vida real. Se especializa en magia de close up, que es la que realiza el archifamoso David Blaine, y en la cartomagia que –como su nombre lo indica– es magia con cartas. Ha contado con el apoyo de grandes personalidades del mundo de la magia nacional e internacional, entre ellos Luis Otero y Ernesto Melero. Este Jesús no transforma el agua en vino, pero aún así teníamos que entrevistarlo.
Jesús Rodríguez, un veinteañero guapetón, llegó a la mesa de un restaurante de comida rápida bastante popular. Quizás debido a nuestras caras de impaciencia, se disculpó por la tardanza. Fue a pedir la cena, volvió y se sentó.
Como introducción le pedimos que nos hiciera unos trucos y nos corrigió inmediatamente, diciendo que los magos les llamaban “efectos” y no “trucos”. Habiendo impartido la lección, se dispuso a impresionarnos con su efecto favorito: coincidencia. A partir de ese momento nos convertimos en “profanos”, que –estilo Harry Potter– es como los magos denominan a las personas que no hacen magia. Nos dio un mazo de cartas que comprobamos no estuvieran trucadas y procedimos a batirlas. Inmediatamente después de que se las dimos, sin saber cómo ni cuándo, encontramos que, frente a nuestras narices, dividió las cartas mágicamente en dos mazos iguales donde uno era de cartas rojas y otro de cartas negras, sin que hubiéramos notado que hubiera cambiado el mazo. Entonces, habiéndonos dejado deslumbrados, comenzamos, cuál detectives, con el interrogatorio.
Empezó a ilusionar desde los dieciocho, mientras terminaba el bachillerato y empezaba a estudiar Ingeniería en Telecomunicaciones. “Empecé en este mundo gracias a uno de esos libros básicos que a todos les regalan. Desde que me lo dieron no pude dejar de hojearlo; me devoré los trucos y los empecé a hacer al día siguiente”, nos cuenta Jesús. Después se compró él sus propios libros y videos. Llegó a conocer a El Gran Henry –el mago dueño de esa tienda en la que todos nos hemos parado alguna vez con curiosidad infantil: La Casa Mágica– y este, viendo que Jesús le echaba pierna a la magia, le presentó al presidente de la Sociedad Venezolana de Ilusionismo, Luis Otero. A partir de ahí lo empezaron a invitar a reuniones de la SVI, y en su cuarta reunión presentó la prueba de admisión a la sociedad, teniendo apenas seis meses haciendo magia. Naturalmente fue aceptado, por lo que empezó a interactuar con los magos. Después, teniendo ya como nueve meses en la magia, empezó a trabajar en eventos en Caracas y concursó en un casting interno dentro de la SVI para el Congreso de Magia en Venezuela, donde venía el campeón mundial de magia cartomágica –El Mago Migue–; él participó y, por supuesto, quedó. A partir de ahí lo empezaron a invitar a shows privados.
“Cuando comencé estaba estudiando Ingeniería y cuando uno estudia Ingeniería no tiene tiempo de hacer otra cosa –excepto un hobby u otra actividad que no quite mucho tiempo–, pero la magia es una actividad que consume y que se puede volver un vicio si no se equilibra. Recuerdo que en mi casa mi mamá y mi familia estaban preocupados porque pensaban que me iba a retirar de Ingeniería y me iba a dedicar a ser mago, aunque de todas formas me apoyaron muchísimo; mis amigos también, siempre me pedían que hiciera uno o dos efectos en todas las reuniones a las que íba”, comenta Jesús.
En estos momentos lleva ya cinco años haciendo magia y, como sospechó su familia, dejó la Ingeniería; pero no para dedicarse a ser mago únicamente, sino para estudiar Administración en la UCAB.
Este ilusionista se especializa en la magia de close up, que es la que realiza el archifamoso David Blaine, y en la cartomagia, que –como su nombre lo indica– es magia con cartas. Ha contado con el apoyo de grandes personalidades del mundo de la magia nacional e internacional, entre ellos Luis Otero y Ernesto Melero –un cartomago venezolano que es actualmente el campeón latinoamericano de magia.
Jesús Rodríguez admite deslumbrarse con el trabajo de un famoso mago de escenario: “Yo creo que desde chiquito uno se crió con David Copperfield. A mí me encanta, no solo porque la magia se trata de hacer un efecto, sino de presentarlo, tenderlo y que a la gente le guste”.
Acabando con la entrevista, y por si su destreza no fue demostrada, se dispuso a continuar el show. Jesús mezcló las cartas unas tres veces y, estando seguros de que estaban bien mezcladas, ordenó el mazo y lo posó en una mano. Tomamos una carta del medio: era un cuatro de trébol. Introdujimos la carta y él mezcló el mazo. Volteó la primera carta: no era el cuatro de trébol –se excusó diciendo que debía ser la segunda–; volteó la segunda: tampoco era –con cara de extrañeza apeló a la tercera, mientras nosotros pensábamos que lo estábamos cachando haciendo mal un efecto–; volteó la tercera: tampoco –confirmamos su error y miramos su cara para hallar en ella el enrojecimiento propio del bochorno. De su boca colgaba el cuatro de trébol, mientras su rostro manifestaba desconcierto, como si tampoco él esperara que la carta estuviera ahí. En ese momento empezamos a pensar que poseía algún tipo de súper poder que lo hacía moverse más rápido de lo que podía percibirlo el ojo humano.
Finalmente se dirigió a mí, me miró muy fijamente y me dijo que pensara reiteradamente en una carta, sin decirle cuál era; entonces me repetí mentalmente: “Q de corazones, Q de corazones”. Y él me dijo, aun mirándome fijamente, que me concentrara en la carta, que me mentalizara en esa Q de corazones y me dijera: “Q de corazones, Q de corazones”. La quijada casi me llegó al piso; había leído mi mente.
En ese momento llegaron los wraps de tomate rellenos de carne y verduras con contorno de papas fritas, ensalada y refresco y pude volver a la realidad. Debí haber dicho “buen provecho”, pero me había quedado muda.
Artículo publicado en enero de 2009 por Revista Ojo.
0 comments
Log in or join for Free to comment