Cuatro estaciones: un libro de cuentos entre amigas
by Cecilia Magaña Chávez @cecilia_magana
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Durante muchos años participé en talleres con distintas personas, pero la complicidad que logré con mis amigas Martha Eugenia Colunga, Laura Cardona y Ma. Teresa Figueroa, trascendió el taller. Las cuatro seguíamos escribiendo, algunas habíamos publicado, otras no y de pronto surgió la idea de hacer un proyecto en conjunto y autopublicarnos. Aquí voy a contarte cómo fue que lo hicimos:
Lo primero fue pensar en un tema en común, en algo que unificara el proyecto para que no pareciera de chile, mole y picadillo. Fue Martha quien pensó en que abordáramos a personajes femeninos en distintas edades, considerando la primavera como los primeros 25 años, el verano entre los 25 y los 50, el otoño entre 50 y 75 y el invierno de 75 en adelante. Esto nos permitió que cada una, desde su estilo, creara a personajes que cupieran dentro del rango de edad correspondiente a cada sección, explorando lo que la experiencia de ser mujer, desde distintas historias.
La forma en que cada una abordó a sus personajes fue muy diferente: mientras que Martha eligió trabajar a una misma mujer en las cuatro edades, las demás creamos un personaje distinto para cada estación.
En mi caso, pude explorar con mayor facilidad a los personajes de primavera, verano y otoño, pero el personaje de invierno (una mujer de ochenta y tantos años) me resultaba una experiencia muy lejana. La edad de los personajes determina no solo qué les interesa o cómo perciben el mundo, sino también su experiencia física de él. La manera en la que solucioné mi reto fue escribir a esta mujer pero vista desde los ojos de una pareja de vecinos, particularmente, desde la mirada de una mujer de mi edad.
Las cuatro nos reuníamos en un café, leíamos nuestros cuentos, nos hacíamos notas, corregíamos y preparamos el manuscrito hasta que quedó listo.
Mientras Laura abordó a sus personajes desde un tono trágico y oscuro, Teresa les dió un toque sumamente urbano y Martha daba continuidad a un personaje sumamente perverso a lo largo de cuatro momento de su vida, yo trababa de crearlos desde el humor o el absurdo. Así que la variedad hacía que, aunque tuviéramos la unidad de las estaciones como tema, el lector experimentara las diferentes formas que cada una tiene de abordar el cuento.
La ventaja de publicar el libro entre las cuatro fue que no solo contábamos con el impulso de cada una para promocionar el libro y venderlo, sino que podíamos entre las cuatro, reunir el dinero para la publicación de manera más rápida.
En este camino, resultó que Laura terminó la carrera de Letras y tuvo que volver a Ciudad Juárez, así que el resto del proceso, ella lo siguió a distancia.
Encontramos una pequeña editorial: Ediciones Papalotzi que nos hicieron un presupuesto que incluía el diseño del libro y la impresión. Nosotras nos haríamos cargo de distribuirlo y venderlo para recuperar lo que invirtiéramos: la verdad, más que hacer negocio, lo que las cuatro queríamos era que alguien nos leyera.
La inversión que hicimos fue, en aquel entonces, de 14,000 pesos por 500 ejemplares: para abaratar costos elegimos una portada a dos tintas (negro y azul). Cada una aportó una parte proporcional del costo. Martha fue nuestra tesorera.
Una vez impresos los libros, hicimos eventos en conjunto: le mandamos sus libros a Laura y ella hizo presentaciones en Ciudad Juárez, nosotras en Guadalajara. Conseguimos también una presentación con una amiga en Ajijic y Martha armó una en Aguascalientes, con sus familiares. Tere, que cuenta con un centro cultural en Tonalá, llamado Los Ariles, puso su espacio para una de las presentaciones.
De pronto, el libro había cobrado vida: estaba en las manos de lectores y lectoras. Armamos una página de facebook y ahí hicimos la promoción. Al final, cada una recuperó su inversión y ganó más de mil pesos, pero la mejor de todo no fue eso, sino que hicimos algo juntas y logramos el objetivo: compartir nuestros cuentos, nuestros personajes, las historias que habíamos creado juntas.
Si te interesa autopublicarte pero te parece muy caro o complicado, considera esta alternativa: escribe con amigos, armen algo juntos. La energía y el esfuerzo compartido les llevará más lejos de lo que podría llegar cada uno por su cuenta.
Además, las dificultades y los logros formarán parte de la historia que comparten como amigos.
Una publicación colectiva también tiene valor curricular: puede ser un primer paso como autor o como autora para darte a conocer e iniciar tu carrera literaria.
El camino que hemos hecho cada una ha sido diferente, pero sin duda este arranque en conjunto nos dio impulso y es algo que recordamos con mucho cariño, un libro que amamos todavía y que compartimos orgullosas del trabajo que hizo cada una, rompiendo también el reto de la distancia que nos separaba de nuestra cuarta integrante: Laura.
Llegamos a cuatro ciudades: Guadalajara, Ajijic, Juárez y Aguascalientes y a casi cuatrocientos lectores (sí, aún tenemos ejemplares y eso no es problema: todavía hay quien nos pide alguno). En 2018, dos años después de que lanzáramos el libro, Laura visitó Guadalajara y pudimos hacer nuestra primera presentación con las cuatro juntas: fue una gran celebración.
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