Javier García-Conde Maestre

Una sobredosis de tebeos, películas y libros desde pequeño han producido el efecto, como a Obélix, de tener la parte imaginativa del cerebro siempre activada. Cuando no estaba reclamando mi dosis diaria de evasión tenía que plasmar algo, generalmente dibujando. Así acabé como diseñador gráfico y fotógrafo publicitario. Una cosa llevó a la otra y llegué a crear Apron Time junto a mi compañera. ¿Qué era Apron Time? Nuestra propia tienda online de delantales, en los que plasmábamos nuestras paranoias y nuestro sentido del humor. La cosa no funcionó como queríamos pero, ¿y las risas que nos echamos?
Sin embargo, pasado el el tiempo me di cuenta de que yo había llegado aquí porque me gustaba dibujar y mancharme las manos y durante más de diez años el trabajo en el ordenador había reducido mi contacto con el papel a cero. Así que asumí el reto de re-aprender a dibujar. Y esta vez no pienso dejarlo.