Domestika Maestros: Ricardo Rousselot

El renombrado calígrafo y diseñador nos abre las puertas de su estudio para mostrarnos el poder de las letras y las claves para que un diseño sea eterno

Ricardo Rousselot (Argentina, 1936) es uno de los grandes tipógrafos de finales del siglo XX, además de un diseñador de renombre, que lleva a sus espaldas más de seis décadas de trabajo dedicadas al diseño de letras y a la construcción de la identidad de diversas marcas reconocidas.

Experto en el arte de la escritura, el argentino imparte en Domestika el curso online “Caligrafía para un Ex Libris” en el que enseña los secretos de la Caligrafía Cancilleresca. Rousselot nos recibe en su estudio de Barcelona, que comparte con dos de sus hijos, también diseñadores, y su esposa, quien le han acompañado en su trayectoria profesional y en la creación de su propio estudio de diseño: Rousselot - Grupo Erre.

El muchachito que dibujaba letras

Convertirse en un calígrafo de prestigio parecía el sino de Rousselot cuando empezó a dibujar de pequeño, pero si lo ha logrado finalmente es por su constancia y su curiosidad. Atributos que destaca sobre todos los demás a la hora de dedicarse a una profesión creativa.

De sus inicios narra cómo empezó a transcribir letras cuando no sabía siquiera leer, porque amaba cada trazo como contenido incluso antes de saber qué significaban. Se empeñó en trabajar en algo que pocos comprendían y así convirtió su pasión en profesión en 1957, en el estudio de Enrique Petersen de Buenos Aires. Este fue su primer contacto con el mundo de las imprentas y el diseño tipográfico.

Habla quien ha diseñado la imagen de marca y la caligrafía de grandes empresas como El Corte Inglés, La Vanguardia, Casa Tarradellas o Smoking. Para él, un buen diseñador es aquel que puede hacer muchas cosas diferentes, dejando en cada una de ellas un poco de sí mismo. Así es como logra dejar su impronta en cada uno de los proyectos en los que ha ido trabajando a lo largo de todos estos años.

La caligrafía es libertad

En 1962 se traslada a la ciudad de Chicago y empieza a trabajar en el estudio Ficho & Corley, diseñando para publicaciones como Playboy Magazine, en numerosas campañas de publicidad para agencias líderes como J.W.Thompson y para empresas como Seven Up o Kleenex Tissues.

En paralelo a su crecimiento profesional, va descubriendo cada vez más el apasionante mundo de las letras y cómo crear nuevas tipografías es absolutamente necesario para cada nuevo proyecto. Sigue practicando con sus favoritas, la cancilleresca, por ejemplo, y se deja llevar por la libertad y la intuición de los trazos que le regala la caligrafía.

En este camino de libertad caligráfica, llega hasta su nuevo destino: Barcelona, ciudad de la que nunca se ha vuelto a marchar, donde establece su propio estudio de diseño, imagen corporativa y packaging.

Un diseñador sin estilo

Rousselot asegura que no tiene estilo, que lo suyo es una pasión por las letras desmesurada. Sin estilo, reconoce, se pueden hacer muchas más cosas y así uno no queda atascado en su propia forma de trabajar. Está más abierto a lo que le piden.

Como aprendiz incansable, este maestro anima a abrir los ojos al mundo, a dejarse sorprender por lo que a uno le rodea y a encontrar diseño en cada uno de estos lugares.

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