Mi Proyecto del curso: Técnicas de escritura periodística para relatos de no ficción

Aceptación

Era diciembre de 2014, un año de mucha incertidumbre, se sentía la tensión en casa, mi papá no estaba feliz en su trabajo, yo seguía con bajas calificaciones y por ello tenía muchas inseguridades, sin saber como organizarme o estudiar para que me fuera bien en la preparatoria, no me gustaba, mi mente estaba en constante rechazo, se me dificultaba el ponerme al corriente con mis materias, ni las clases de ‘regularización’ ni nadie me apoyaba de la mejor manera, no me sentía comprendida.

Llegó la hora de mudarnos a una ciudad, más pequeña, diferente. Mi último semestre de preparatoria lo cursé en el Tec de Monterrey Campus SLP, no quería creerlo, estaba un poco triste por dejar atrás a todos mis amigos, me sentía como si lo estuviese soñando, no creía haberme mudado después de pasar todas mi vida en Metepec y mis inseguridades seguían, tenía el cabello corto, me sentía fea, siempre me he sentido insegura de mi apariencia, antes de la mudanza ya tenía un problema de anorexia nerviosa, el cual tampoco me supieron tratar, me habían metido a un ‘grupo de ayuda’ con un psiquiatra y sentía impotencia cada que llegaba a esas terapias, de terapias no tenían nada, de qué me servía ir con un grupo de personas que atravesaban problemas distintos y me querían terapear diciéndome que me faltaba una figura paterna, ¿ósea perdón? Si mi papá fue el primero en preocuparse y llevarme con el loquero como para que me vengan con esos comentarios tan estúpidos. Me canse y decidí ya no ir, no me estaba ayudando en nada.

Paso, me gradué de prepa y en un, dos por tres era navidad, recuerdo no haber hecho planes y en último minuto ir con unos parientes que no conocía, me sentía muy incómoda, no dije ni una palabra, no sabia como expresarme ya que seguía en negación, no quería estar ahí, yo quería estar en la Ciudad de México con mis primos y tíos igual que otras navidades, ni siquiera nos quedamos tanto tiempo, ni mis papás, ni mi hermana ni yo estábamos a gusto.

Pasaron las vacaciones de invierno y llegó la hora de entrar a la universidad, sin ánimos ni nada, no sabia que carrera escoger, no había la que yo quería y ni siquiera tenían muchas opciones, en fin, me metí a la misma carrera que mi hermana, no estaba convencida, estaba enojada y frustrada ya que la carrera que yo quería la habían cerrado y no era opción irme a otra universidad ya que por haber estudiado en prepa Tec tiene pase directo, no tenía que hacer examen de admisión, tengo que admitir que era mucha ventaja ya que yo había salido con un promedio horrible y mínimo no tenia que pensar y hacer exámenes de admisión para entrar a la universidad.

Ya estando en la carrera de Mercadotecnia, seguía sin poder creer que estaba estudiando en otra ciudad, aun sin amigos y en una carrera que no me llamaba nada la atención. No podía aceptar el hecho de que estuviera estudiando algo que no quería.

Me costó mucho aceptar que me había mudado, creo que no lo pude asimilar hasta que estaba en mi tercer semestre de la carrera y apenas me estaban gustando las clases. Aún no podía llamar esta ‘nueva vida’ mi hogar, seguíamos viviendo en una casa rentada, no estaba mal, pero no era mi casa, no me sentía a gusto.

Creo que en cierto modo a todos nos llega a pasar algo similar, nunca sabemos como reaccionar a cambios tan abruptos y seguimos en una etapa de negación infinita sin poder disfrutar el presente y asimilar las cosas de una buena manera ya que seguimos cargando con problemas de nuestro pasado, mi mayor problema es que seguía con un enojo interior horrible el cual no podía superar, ese enojo era lo que tenía ‘lo que me hacía seguir’, obviamente no llegaba a nada bueno. Pero tarde o temprano lo pude asimilar. Sin terapias bobas, yo solita pude salir de ese hoyo que me había creado, tonto y sin sentido. Después de que lo pude asimilar, cuando entre a mi cuarto semestre de la carrera, lo pude disfrutar y mis calificaciones cambiaron de una manera increíble.

-Sara Cansino