La rosa de Bretaña (novela)
von Rodrigo Abad Vargas @rodrigoabad97
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Extracto de Capítulo 1
Noviembre de 1399
• Ruán, Ducado de Normandía•
La última batalla había cesado un día de lluvia. Una lluviosa tarde del mes de noviembre. La contienda había sido tan intensa que horas más tarde podían escucharse los choques de los aceros de las espadas y los gritos de los soldados en el campo de batalla. En el ambiente se sentía el hedor a sangre y putrefacción de las numerosas vidas que se había cobrado el enfrentamiento. Miles de cuerpos se amontonaban unos encima de otros, sin ni siquiera conocerse. Todos eran guerreros que habían luchado en nombre de otro y, al mismo tiempo, por una causa que consideraban justa.
Aquella batalla parecía ser la decisiva para acabar con una guerra que llevaba muchos años latentes. Para cerrar un conflicto que había asolado las tierras y destruido aldeas y ciudades. Nadie creía que podría llegar la paz, pero lo que estaba por venir era todavía más trágico y macabro.
Miles de héroes habían caído en el campo y nadie recordaría sus nombres. Ni siquiera el de Sir Bentham Morton, que había llevado a su bando hacia la victoria hasta en diez ocasiones. Ahora su cuerpo descansaba sobre la hierba, debajo de una veintena de soldados. Sin embargo, él no servía a ningún rey.
El ducado de Bretaña era un extenso territorio situado al norte de Francia, bañado en las costas por el agua del mar Céltico. Su estratégica posición limítrofe con dos poderosos reinos, había sido y era objeto de disputa entre ambos. No obstante, los bretones gozaban de sumas libertades. En aquella batalla, Bretaña había estado a favor del trono inglés y, a pesar de haber salido victoriosos, debían enfrentarse a otro problema mayor, que traería numerosas consecuencias para todos los bretones.
El anciano duque Juan V de Bretaña había muerto en la madrugada tras una larga agonía, habiendo cumplido su sexagésimo cumpleaños. De sus tres matrimonios, tan solo uno le había dado descendencia masculina, y este vástago varón no tenía más de diez años. Estos hechos complicaban la ascensión de su heredero, por no recordar que los pretendientes de ambos tronos no tardarían en intentar disputarse la titularidad del ducado.
El sabio duque Juan, previsor de tales acontecimientos, prometió la mano de su hijo con la hija menor del rey de Francia, para mantener a raya el conflicto con los franceses. Por otra parte, firmó un tratado con Inglaterra como aliados en las próximas batallas. Pero ahora con el cadáver del duque reposando sobre el fango, el destino de Bretaña era incierto.
En primer lugar, la familia Blois intentaría regresar para recuperar el ducado perdido años atrás por la Guerra de sucesión bretona. Acabar con la vida de un niño de diez años y reclamar la corona ducal sería muy fácil.
Por otra parte, existía un plan mucho más descabellado, que implicaba ciertas reformas y podía levantar resquemor en las altas esferas. Un cambio para el que la sociedad no estaba preparada, pues al igual que ocurrió siglos atrás con Matilde de Inglaterra o Leonor de Aquitania, dejar el futuro de un reino en manos femeninas había sido motivo de conflicto.
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